Hoang Ti Nei King su Wen : segunda parte
Hoang Ti Nei King su Wen : segunda parte
- EAN: 9788496079946
- ISBN: 9788496079946
- Editorial: Dilema S.L.
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 140 X 200 mm.
- Páginas: 372
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AGOTADO
Descripción
Principios de Enzimoterapia Sistémica.
En una época que no es especialmente rica en innovaciones terapéuticas eficaces, este nuevo impulso para atajar las alteraciones más frecuentes de nuestra salud debería llamarnos la atención y despertar nuestro interés. Las enzimas son un agente activo de increíble diversidad que controla todos los procesos vitales; en opinión de numerosos especialistas, constituyen un vivero prometedor para el futuro desarrollo de nuevas sustancias curativas.
Hace mucho que se viene elaborando de forma empírica preparados compuestos de enzimas proteolíticas. Constituyen una terapéutica eficaz contra afecciones muy extendidas.
La enzimoterapia es fruto de la experiencia médica práctica.Ya se ha aplicado con éxito contra diversas afecciones mucho antes de que se comprobara su legítimo fundamento científico. Actualmente, estas correlaciones están siendo corroboradas exactamente por una amplia investigación científica y clínica.
Los dos autores son médicos generales, veteranos y eminentes conocedores de la enzimoterapia. Con un lenguaje fácil, accesible y, sin embargo, preciso, abarcan el extenso campo de aplicación de estos preparados.
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Tratado de Ozonoterapia
Frente a los tratamientos arcaicos y obsoletos de la medicina convencional, esta obra propone enfoques terapéuticos vanguardistas y actuales basados en la hormesis, la optimización mitocondrial y la regeneración de tejidos mediante la ozonoterapia y los factores de crecimiento. Una nueva medicina que en lugar de suprimir síntomas de forma invasiva y transitoria, potencia los formidables mecanismos de autorreparación del organismo con el objeto de restablecer la homeostasis. Este tratado de Ozonoterapia, primer trabajo científico publicado en español, representa la primera tentativa seria de explicar la base fundamental de la ozonoterapia. El Dr. Cidón Madrigal, médico investigador en la Universidad de Alcalá con más de 40 años de experiencia clínica, descifra las bases biológicas de la terapia con ozono, refiere los conceptos bioquímicos y fisiopatológicos y explica minuciosamente los diferentes tipos de aplicación de esta terapia incluida la pandemia del COVID-19. El ozono, molécula oxidante en sí misma, suministrada a determinadas dosis, provoca el efecto contrario, al reaccionar con los componentes de la sangre y generar un número de mensajeros químicos responsables de activar funciones biológicas decisivas: cesión de oxígeno a los tejidos, activación del sistema inmunológico, producción de hormonas y enzimas antioxidantes, entre otros. En este volumen se exponen con todo lujo de detalles, además de la utilización médica de la ozonoterapia, otros métodos fascinantes como, la oxígenoterapia multifásica e hiperbárica, la terapia segmental, las autovacunas, el suero autólogo condicionado, la terapia HOT, la oxivenación de Regelsberger, la terapia de altas dosis de ozono (ODE) y el plasma rico en factores de crecimiento. Una obra exhaustiva concebida para ser el libro de cabecera de todos aquellos profesionales que ejercen la medicina desde una perspectiva biorreguladora. Con la ozonoterapia, tenemos en nuestras manos una herramienta terapéutica simple y barata para restaurar la salud de nuestros pacientes.
dto.
Tratado acerca de las enfermedades producidas por el tártaro
Paracelso introduce, además, la concepción dinámica del ser humano, sentando las bases de lo que en siglos posteriores constituirá la Fisiología.
Libro capital en la extensa producción literaria de Paracelso, establece todo un sistema terapéutico basado en el drenaje de las toxinas a través de los emuntorios de salida. Alejado de las técnicas purgantes que imperaban en su época, su planteamiento dota al médico de una herramienta de diagnóstico y tratamiento de gran interés en el camino hacia la salud.
Paracelso
Philippus Aureolus Teofrastus Bombastus von Hohenheim más conocido como Paracelso, nació en Eisiedeln (Suiza) en 1493 y pronto empezó a interesarse por la Química, la Metalurgia, la Botánica y la Medicina, llegando a ser alumno de importantes figuras del saber.
Estudió en numerosas universidades como las de Viena, Colonia, Montpellier o Bolonia, doctorándose en Ferrara en 1515.
En 1522, coincidiendo con la guerra entre el emperador Carlos V y Francisco I, trabajó cirujano militar, y cuatro año más tarde, y tras librar al editor Frobenius de la amputación de una pierna, fue nombrado por el Senado de Basilea médico de la ciudad, lo que le facultó para impartir clases de Medicina en su universidad.
Posteriormente, se trasladó a Alsacia, donde dejó tal huella que llegó a ser comparado en el mismísimo Esculapio.
Paracelso murió el 24 de septiembre de 1541 en Salzburgo (Austria), pasando a la historia como el gran impulsor de la Spagyria.
Paracelso fue autor de numerosos tratados filosóficos y de Medicina, tales como: La Gran Cirugía, Opus Paramirum, Los VIX Libros de los Parágrafos, Libro de los Prólogos, Liber Paragranum, Laberinto de los Médicos Errantes, De las Enfermedades de las Montañas, De la Epilepsia, De la Matriz,Tratado acerca de las Enfermedades producidas por el Tártaro, Libro de la Larga Vida, Libro de la Restauración y la Renovación, Cinco Tratados de Filosofía y Las Archidoxias Alquímicas.
PRÓLOGO
«Aquí yace Felipe Teofrasto Bombast von Hohenheim. Famoso doctor en Medicina que curó toda clase de heridas, la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa»
Bajo este epitafio descansan desde 1541, en Salzburgo (Austria), los restos mortales de Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim, conocido como Paracelso.
Nacido en Einsiedeln en 1493, es considerado como uno de los médicos más relevantes e influyentes de la historia de Occidente. Con él nacieron las bases de la farmacología actual y el uso de medicamentos inorgánicos, y se le reconoce como impulsor de la Bioquímica y la Fisiología. Se anticipó en la experimentación de vacunas, en la definición de la neumoconiosis, de la epilepsia, en el tratamiento de la sífilis, en el descubrimiento de la relación entre el bocio y el cretinismo. Además, y como veremos en las páginas de la presente obra, introdujo la noción de las patologías de origen metabólico con la descripción de las enfermedades producidas por el Tártaro, en las que este (hoy diríamos toxina) aparece depositado en diversos órganos. De este hecho se deduce la importancia del alimento ingerido y la limpieza de los emuntorios de
excreción (o drenaje) con una doble intención: mantener una correcta homeostasis y, a su vez, favorecer una pronta respuesta del organismo a los distintos tratamientos.
Paracelso fue el precursor de la Spagyria y de la Yatroquímica o Medicina Alquímica, desarrollando sales, elixires, tinturas, piedras y otros preparados orientados a una sanación holística o integrativa del individuo. Sus remedios no operaban exclusivamente sobre los síntomas físicos manifestados en el cuerpo, sino también sobre las causas emocionales y anímicas de la enfermedad, concibiendo al hombre como un todo indivisible que ha de ser tratado en su conjunto.
Su padre, médico también, le enseñó Medicina, Botánica, Química y Metalurgia, así como a conocer y a admirar la Naturaleza. También aprendió de importantes figuras del saber, como el famoso monje benedictino Johannes Trithemius; estudió en grandes universidades de la época (Viena, Colonia o Montpellier), doctorándose en Ferrara en 1515, y recibió influencia ideológica de personajes como Platón, Hipócrates, Ramón Llull, Arnau de Vilanova o Erasmo de Rotterdam.
Su afán de conocimiento le llevó, además, a realizar numerosos viajes por Europa y Oriente Medio. Así, en 1526 recaló en Basilea, después de que Erasmo de Rotterdam, conocedor de sus asombrosas curaciones, recomendara al impresor Frobenius hacerle llamar para evitar que le amputaran un pie diagnosticado de gangrena. Lo consiguió y, como reconocimiento, el ayuntamiento de la ciudad le ofreció el puesto de médico municipal, con autorización para dar clases en la universidad y para inspeccionar las boticas.
No obstante, su estancia en esta ciudad suiza no duró un año, debido a la publicación, el 5 de junio de 1527, de un programa que dictaba lo siguiente:
«No vamos a seguir las enseñanzas de los viejos maestros, sino la observación de la Naturaleza, confirmada por una larga práctica y experiencia. ¿Quién ignora que la mayor parte de los médicos dan falsos pasos en perjuicio de los enfermos? Y esto solo por atenerse a las palabras de Hipócrates 1, Galeno 2, Avicena 3 y otros 4. Lo que el médico necesita es el conocimiento de la Naturaleza y de sus secretos. Yo comentaré, por tanto, cotidianamente, durante dos horas en público y con gran diligencia, para provecho de mi auditorio, el contenido de los libros de Me-
dicina y Cirugía práctica y teórica, de los cuales yo mismo soy autor. No he escrito estos libros, como muchas otras personas, repitiendo lo que han dicho Hipócrates o Galeno, sino que los he creado basándome en mi experiencia, que es la máxima maestra de todas las cosas. Y lo demostraré, no con las palabras de las autoridades, sino mediante experimentos y consideraciones razonables. Si vosotros, queridos lectores míos, sentís el afán de entrar en estos secretos divinos, si alguno quiere aprender en breve tiempo toda la Medicina, que venga a Basilea a visitarme y encontrará todavía más de lo que puedo decir con palabras. Para explicarme con mayor claridad, indicaré, a modo de ejemplo, que no creo en el dogma de los humores con el que los antiguos explican equivocadamente todas las enfermedades, pues únicamente una mínima parte de los médicos de hoy tiene un conocimiento más exacto de las enfermedades, de sus causas y de sus días críticos.
Prohíbo emitir juicios superficiales sobre Teofrasto antes de haberle oído.
Que Dios os guarde y haga comprender be-
névolamente la reforma de la Medicina».
Estas palabras desencadenaron contra él una campaña de desprestigio orquestada por médicos y boticarios que acabó precipitando su salida de la ciudad. Fue considerado como un hereje 5, pero, como él mismo reconoció, se limitó a seguir las pautas de la Naturaleza, aplicando los conocimientos y la enseñanza que, a través de la Alquimia 6, le fueron revelados. En su Fragmenta Médica aseguraba que «el objeto de la Alquimia no es transformar metales innobles en plata u oro, sino en crear un remedio contra las enfermedades».
Según Paracelso, la Naturaleza muestra el proceso de la curación y el médico es solo el instrumento que ha de esclarecer las relaciones ocultas, coordinando una parte con la otra: «tan pronto como el hombre llega al conocimiento de sí mismo, no necesita ya ninguna ayuda ajena 7».
Paracelso concebía al cosmos como un organismo 8 (Macrocosmos) y al hombre como un Microcosmos, constituidos ambos por los mismos principios (Azufre, Mercurio y Sal 9), y propugnaba un paralelismo entre los procesos que tienen lugar en la Naturaleza y en el individuo. Así elaboró un estudio comparativo entre el hombre, tanto en su estado de salud como de
enfermedad, y el universo en el que vive, todo en virtud de una clasificación ordenada de modelos arquetípicos de comportamiento vital.
Según Paracelso, el fin último del médico es conocer y aplicar las concordancias entre los diferentes reinos de la Naturaleza, apoyándose para ello en lo que denominaba los Cuatros Pilares de la Medicina: Alquimia, Astrología, Filosofía y Virtud 10.
Con ello, mantenía, le sería posible curar a sus enfermos, aunque sostenía que no es él quien lo hace, sino Dios, que «no ha dejado nada sin signos externos y visibles, manifestando señales particulares, al igual que el hombre marca el lugar donde ha enterrado un tesoro, con el fin de recuperarlo» 11. El médico tiene el deber de reconocer en la persona a la que cuida 12 una causalidad cósmica constituida por las diversas Entidades de las que depende la salud humana y que Paracelso definió en Paréntesis sobre las Cinco Entidades 13
Así, se refirió a Ens Astrorum14, Ens Spiritale, Ens Naturale 15, Ens Dei 16 y Ens Veneni. Esta última hace referencia a las enfermedades consecutivas a un desequilibrio de las funciones orgánicas. Estas disfunciones, aseguraba, provienen del hecho de que el trabajo de los alquimistas 17 está infirmus, es decir, defectuoso. Por ello, el Tártaro o Ens Veneni se va acumulando, ahogando los órganos hasta llegar incluso a la putrefacción.
Esto explica también porqué Paracelso se interesó tanto por el tema de la nutrición. Para él, la alimentación es un proceso alquímico, natural y vivo, un proceso de transformación-integración de las sustancias absorbidas.
Su argumentación se sostiene en el hecho de que, siendo el hombre un compuesto químico, los alimentos que ingerimos contienen, además de sustancias nutritivas indispensables, venenos que pueden debilitar al alquimista del estómago. Observó que todo ali-
mento contiene residuos y que diversas enfermedades litiásicas (cálculos, arenillas, barro o mucosidades) son resultado de que estos no hayan sido eliminados correctamente.
Paracelso abogaba, por tanto, por que el médico escogiera un remedio 18 que estuviera en armonía con el estado en el que se encontrara el paciente, manteniendo que «solo lo semejante cura lo semejante». Se distanciaba así de los postulados galénicos, basados en criterios de oposición y antagonismo y que estaban imperantes en su época, y revindicaba el concepto terapéutico de la analogía.
La presente obra fue escrita por Paracelso en San Gall (Suiza) en 1531, pero no vio la luz hasta 1565. Fue editada en alemán e incluía tanto las Enfermedades del Tártaro como las Causas de las Enfermedades Invisibles.
Estamos, por tanto, ante una de las grandes obras de Paracelso, probablemente el mayor médico de todos los tiempos. Y aunque sus escritos no son de fácil lectura, auguramos que se alcanzará la comprensión después de «leer, leer, releer y reflexionar».
DOCTOR D. JESÚS PEREDA TORRES
ÍNDICE
PRÓLOGO 13
TRATADO ACERCA DE
LAS ENFERMEDADES PRODUCIDAS
POR EL TÁRTARO
Capítulo Primero. Origen de las enfermedades
generadas por el Tártaro 23
Capítulo Segundo. Del Tártaro del estómago y de
los intestinos 41
Capítulo Tercero. De los cálculos del hígado, de
los riñones y del intestino 55
Capítulo Cuarto. Del Tártaro que se encuentra en
otros órganos y partes del cuerpo 65
Capítulo Quinto. Del Tártaro de la sangre, de la
carne y de la médula y del que provoca la gota 85
Capítulo Sexto. De los cálculos no debidos al Tár-
taro y originados por causas externas 99
dto.
Guía para limpiar el hígado, la vesícula y los riñones
La limpieza del hígado y de la vesícula es una fórmula para la depuración de los desechos acumulados en tu sistema hepático-biliar que te puede conducir a un maravilloso despertar de tu salud. Poca gente sabe cómo limpiar el hígado. La mayoría lo tenemos lleno de sedimentos que atrancan su trabajo, sin saberlo. Echamos la culpa al estómago, al intestino, al corazón, al pulmón, a la piel, al páncreas, a los ojos, a los músculos, a los tendones, etc., pero en la raíz de casi todas las patologías está el silencioso hígado. El hígado es el gran olvidado de la medicina, el gran desconocido, pues sin manifestarse en los análisis puede estar en insuficiencia amargándonos la vida, mientras buscamos en otras áreas. Parece muy ilusionante como para ser cierto, ¿no es verdad? Estamos tan acostumbrados a los tratamientos tecnológicos y científicos que la naturalidad de las cosas se nos vuelve casi increíble.Pero cuando la lleves a cabo, verás que es una técnica natural, más sencilla de lo que parece y también comprobarás la salud que aporta. Corregir el colesterol elevado con una sola limpieza es una mínima parte de lo que la Limpieza Hepática puede hacer por nosotros y nuestra salud. Además, con ella se pueden eliminar las piedras de la vesícula sin dolor y depurar el hígado de sus residuos internos que merman su múltiple funcionalidad. La limpieza hepática es una terapia natural que puedes llevar a cabo fácilmente en tu casa durante un fin de semana.
dto.