Entra en ti
Este libro lo hemos escrito dos hermanos, Enrique y Mercedes, con la pretensión de facilitar el camino hacia dentro que nosotros mismos estamos recorriendo. Un camino simple pero muy valioso que nos lleva a la verdad de lo que somos. Este camino está vacío de conceptos, teorías o métodos; solo necesitas la intención de emprenderlo, la confianza en ti, la perseverancia en la práctica y así disponerte para vivir la experiencia de Dios que está en ti.
Los doce capítulos nos presentan un estilo de vida que es la Mindfulness o Atención Plena de nuestras percepciones, emociones, sentimientos y pensamientos; para estar conscientes y proyectar nuestra consciencia en la vida cotidiana; para ser conscientes y a través de la práctica meditativa llegar al adentramiento íntimo.
Nos abre a la riqueza y belleza de lo que somos; entramos en ese espacio de quietud, serenidad y calma donde descubrimos que ése es mi ser, mi identidad. Ahí se respira a Dios, que es la Presencia que nos habita.
Aquí no encontrarás planes y proyectos pero sí la posibilidad de entrar en ti. Y en ese espacio nadie puede entrar más que uno mismo. Dios siempre está ahí y se encuentra muy a gusto, aunque nosotros estemos muy a menudo fuera. La clave para construir un mundo más humano es descubrir lo bien que se está en el alma, en mi esencia, en mi ser, en ese espacio íntimo y sagrado. Es entrar en ti.
dto.
Sentirse habitado por la presencia
El yo es fuente inevitable de sufrimiento, porque, en su afán de autoafirmarse, identificándose con la mente, nos aleja de la realidad y de la vida. Consciente del destino a donde el yo conduce, del sufrimiento que genera y de la ignorancia y mentira en que nos envuelve, nos resultará fácil reconocer la necesidad y la importancia de liberarnos de él. Y, dado que el yo únicamente vive y es alimentado por el pensar, debemos ejercitarnos en la tarea de silenciar la mente y aprender a vivir en el no-pensamiento. Porque hablar de espiritualidad es hablar de la dimensión de profundidad. Implica reconocer que toda la realidad se encuentra impregnada de una dimensión de Misterio. En este sentido, la espiritualidad es abierta, flexible, pluralista, dialogante, universal... no conoce el juicio y la condenación. Nos coloca en el camino de la experiencia. Es coherente con nuestra condición humana, respetuosa con los otros y humilde ante el Misterio inefable.
Pero la espiritualidad no sólo nos coloca en la actitud adecuada a todo el conjunto de lo Real, sino que puede hacerlo porque nos capacita para acceder a nuestra identidad más verdadera. Nuestra verdadera identidad no es ese yo, sino la Presencia que lo percibe. Y desde la Presencia, todo se ve y se vive de un modo nuevo. El olvido de esta dimensión de profundidad puede hacer estéril nuestro esfuerzo por alcanzar una valoración y estima de nuestra existencia.
Podemos vivir una sana autoestima cuando nos habituamos a conectar con ese Silencio que es Presencia y aprendemos a permanecer descansadamente en Él.
dto.