Hay un momento en el tiempo, único e irrepetible, en el que tu corazón de pronto se libera y se ablanda. Harto de alimentarse de soledad, indiferencia, sufrimiento y autoculpabilidad; endurecido por la educación recibida y emitida esa roca que tenías como corazón, se rinde y se relaja. Se abre como una flor en primavera a la vez que tu conciencia se extiende hacia el infinito, iluminándose de una luz tan potente, brillante y divina, que te deja sentir cómo se aceleran los latidos de tu olvidado y resucitado corazón.

Puedes percibir cómo vas creciendo y expandiéndote a lo largo y a lo ancho de todo tu ser. Tus manos tiemblan y se calientan, eres consciente del momento en que tu alma se libera y vas sintiendo cómo se rompen todas las cadenas que te mantenían esclavizado, sin haber sido consciente de ellas. En ese instante tan especial, todos los «libros sagrados» que te encarcelaban e impedían tu evolución, llevándote irremediablemente al fanatismo y manteniéndote en la ignorancia, desaparecerán, literalmente se desharán entre tus manos, y una luz dorada brillante aparecerá frente a ti. Es la «Tercera puerta» que viene a tu encuentro.

No es una puerta física, es dimensional. Sin tú saberlo ha estado, está y estará delante de ti, aguardando a que tú la actives con la consciencia de tu ser. Te está esperando única y exclusivamente a ti, a través del tiempo y el espacio, para entregarte tus regalos divinos, cuando estés preparado para recibirlos.

Esa luz dorada te invita a entrar, a que seas dichoso de verdad, no solamente de palabra y pensamiento, sino también de obra; a que te rindas conscientemente a la luz que tu ser es. Te anima a que dejes atrás todas tus guerras, todas las luchas, todas las limitaciones; en definitiva, todo lo que te impida SER FELIZ.

Vuélvete como un niño, expande tu corazón, y ahora que esos falsos y sagrados grandes libros han desaparecido de tu deformada, profanada y robotizada vida, conoce la verdad que hoy por fin te ha hecho libre.

Bienvenido a «LA TERCERA PUERTA»... Bienvenido a la «Frecuencia 14»

“Cada ser de Telos y de otras ciudades intraterrenas que comunica con vosotros por medio de este libro, es parte de una gran familia que os quiere con ternura. Muchos de vosotros habéis abierto vuestro corazón a las memorias de vuestra antigua herencia. Habéis sido los instrumentos de un mayor aceleramiento de la conciencia en este planeta. Estáis pavimentando el camino hacia nuestro resurgimiento”. (Adama)

Si leéis este material una sola vez, por información, os servirá para expandir vuestro bagaje de conocimientos, pero poco servirá para la preparación global de vuestra ascensión a una conciencia más elevada. Si elegís estudiar este material a conciencia con una mente y corazón abiertos, y con la plena intención y determinación de hallar las pepitas de oro que pulirán y elevarán las vibraciones de vuestra alma, entonces aplicad constantemente su sabiduría a los quehaceres de vuestra vida diaria y una rápida transformación compensará vuestros esfuerzos. Gran parte del material de este libro, en lo que a nosotros respecta, no versa tanto sobre información como sobre la aplicación de las llaves ocultas, así como de las llaves más obvias que en él se hallan contenidas para vuestra transformación suprema, la que conducirá vuestro destino a recorrer vuestro camino entre los inmortales.

Yo soy Adama, vuestro eterno amigo y padre.

A todos aquellos de vosotros que ahora estéis preparados y dispuestos a abrir vuestro corazón y vuestra alma al regreso de este Amor y paraíso sobre la Tierra, la conciencia y las enseñanzas lemurianas os ofrecerán las mismísimas llaves y el apoyo necesarios para realizar el retorno personal y planetario a ese maravilloso estado paradisíaco que una vez conocimos.

Aurelia Louise Jones

Inútil perecería un nuevo relato biográfico del gran Maestro Nazareno, después que durante diecinueve siglos se han escrito tantos y aún siguen escribiéndose sin interrupción.
Mas, Jesús de Nazareth, encarnación del Cristo, no es propiedad exclusiva de ninguna tendencia ideológica, sino que nos pertenece a todos los que le reconocemos como al Mensajero de la Verdad Eterna.
El amor que irradió en torno suyo el genial soñador con la fraternidad humana, le creó un vasto círculo de amadores fervientes, de perseverantes discípulos, que siglo tras siglo han aportado el valioso concurso de sus investigaciones, de su interpretación basada en una lógica austera, y finalmente, de las internas visiones de sus almas más o menos capaces de comprender la gran personalidad del Enviado por la Eterna Ley, como Instructor y Guía de la humanidad terrestre.
Yo, como uno de tantos, aporto también mi vaso de agua al claro manantial de una vida excelsa, de la cual tanto se ha escrito y sobre la cual hubo en todos los tiempos, tan grandes divergencias, que las inteligencias observadoras y analíticas, han acabado por preguntarse a sí mismas: "¿Es real, o mitológico, un personaje del cual se han pintado tan diferentes cuadros?"
El hecho de haber muerto ajusticiado sobre un madero en cruz a causa de su doctrina, no justifica por sí solo la exaltación sobrehumana, la triunfante grandeza del Profeta Nazareno. ¡Hubo tantos mártires de la incomprensión humana inmolados en aras de sus ideales científicos, morales o sicológicos! La historia de la humanidad solamente en la época denominada Civilización Adámica, es una cadena no interrumpida de víctimas del Ideal; un martirologio tan abundante y nutrido, que el espectador no sabe de que asombrarse más, si de la tenaz perseverancia de los héroes, o de la odiosa crueldad de los verdugos.
La grandeza del Maestro Nazareno, no está, pues, fundamentada tan solo en su martirio, sino en su vida toda, que fue un exponente grandioso de su doctrina conductora de humanidades, doctrina que Él cimentó en dos columnas de granito: La paternidad de Dios y la hermandad de todos los hombres.
Toda su vida fue un vivo reflejo de estas dos ideas madres, en que basó toda su enseñanza por la convicción profunda que le asistía, de que solo ellas pueden llevar las humanidades a su perfección y a su dicha. Sentir a Dios como Padre, es amarle sobre todas las cosas. Sentirnos hermanos de todos los hombres, sería traer el cielo a la tierra.
Veinte años de ansiosa búsqueda en la vasta documentación, crónicas y relatos del siglo primero, salvados de la proscripción ordenada más tarde por el emperador Diocleciano, y de perseverantes investigaciones por la Palestina, Siria, Grecia, Alejandría, Damasco, Antioquía y Asia Menor, nos permiten ofrecer hoy a los buscadores de la Verdad, en lo que se refiere a la augusta personalidad de Cristo, este relato cuyo titulo: "Arpas Eternas" induce al lector a la idea de que estas excelsas vidas... vidas geniales, son las arpas eternas en que cantan los mundos la grandeza infinita de la Causa Suprema.