Las Llamas son entidades vivas. Ellas oyen. Ellas responden. Ellas actúan. Ellas son la sustancia de Dios en acción. Ellas son amor, inteligencia, vida, verdad...

Cada Llama contiene todos los aspectos y virtudes divinas, aunque en cada color, una o varias de estas virtudes, actúan más destacadamente. Con la Llama o color que pienses, estás invocando a Dios. Pero lo más rápido, es invocar una Llama o color para cada circunstancia.

Para la falta de amor, el odio, la envidia, el rencor, la guerra; debes usar la Llama Rosa.

Contra la torpeza, la incompresión, el retraso mental, contra todo lo que manifieste falta de inteligencia, usa la Llama Dorada.

Contra las dolencias del cuerpo, contra la falsedad, la enfermedad, donde trate de imponerse la mentira, invoca a la Llama Verde, que es Curación y Verdad.

Contra la depresión y la muerte, invoca a la Llama Blanca, que es Pureza y Ascensión, que es la Resurrección y la Vida.

Para obtener perdón para transmutar el Karma, invoca a la Llama Violeta.

Para estimular la fe, para lograr protección, para hallar fortaleza, invoca a la Llama Azul.

Para encontrar paz y tranquilidad, usa la Llama Oro-Rubí, ...aunque todas las Llamas proveen igualmente en lo material, producen Paz en lo espiritual.

Cada vez que te encuentres en problemas, cada vez que las necesites, Piensa en ellas, Mentalízalas, Visualízalas en tu imaginación, verás como crecen, ...como te envuelven de la cabeza a los pies.

«Me parece increíble que hoy en día el conjunto de los creyentes de la cristiandad pueda aceptar la mentira de que todos estamos manchados por un supuesto acto de Adán. Jesús no enseñó nada acerca del pecado original. Creo que el verdadero pecado original es el pecado de los ángeles caídos, quienes se rebelaron en contra de Dios, desafiaron a la Madre Divina y a su Hijo.

"Esos ángeles han enseñado a los hijos de Dios que están por siempre manchados con el "pecado original" y nunca podrán ser como Cristo o desarrollar su propio potencial crístico. Han promulgado la falsa doctrina de que, puesto que son pecadores, sólo pueden salvarse por la gracia, negando con ello la necesidad para cada cual de "hacer las obras del que me envió", como declaró Jesús acerca de su propia misión.»