A principios del siglo XX, nuestro sistema solar, y por ende también nuestro planeta, pasó por unas grandes Iniciaciones a través de Sirio, que produjeron el enorme cambio que ahora vemos en la vida de la Tierra. Hubo un Maestro que dirigió la Energía de la Nueva Era, la Energía de Síntesis, hasta la Tierra. De su trabajo, experimentos y enseñanzas se habla en este libro.

El interés por la Astrología se encuentra en uno de los ciclos de crecimiento más pronunciado de las últimas décadas. En ese contexto también crece el interés por estudiar la mirada que los antiguos astrólogos tenían respecto de las leyes que ordenan esta ciencia. La Astrología tradicional sostiene que nuestra vida está regida en su totalidad por planetas que se van activando a medida que pasan los años, ejerciendo durante cada período su influencia: son los Señores del Tiempo. En este libro María Blaquier nos ofrece las herramientas para poder identificarlos y nos hace llegar, de modo sencillo y accesible, las técnicas antiguas para que podamos incorporarlas a nuestra práctica astrológica. Dedicarse a la astrología -dice la autora- es intuir que el universo tiene un orden y que ese orden puede ser descifrado. Los símbolos planetarios nos permiten desentrañar los misterios de la vida misma; es tarea del astrólogo intentar interpretarlos. Puede decirse que somos, en definitiva, rastreadores de huellas cósmicas.

Esta palabra es electrizante. Es una palabra que está en completa sintonía con el espíritu de la nueva era. En este libro, los autores presentan nuevas técnicas astrológicas que han desarrollado en su trabajo de investigación en el API (Astrologisch-Psychologisches Institut) o Instituto de Psicología Astrológica y que probado ampliamente. En su trabajo descubrieron que, cada vez con más frecuencia, las causas de los problemas psicológicos se encuentran no tanto en los conflictos cotidianos como en las aspiraciones de avanzar en el proceso de desarrollo espiritual.

Los autores describen los procesos de transformación como pasos naturales en el proceso de desarrollo del individuo. Estos procesos están relacionados no sólo con la fase de edad de la persona sino también con la evolución de la humanidad y de todo el universo. El hecho de establecer relaciones en el microcosmos y el macrocosmos produce expansiones de conciencia. Produce un crecimiento espiritual que cualquier persona puede emprender con alegría y plena confianza.