Los ángeles como mensajeros

Escucha, hombre del mundo actual. Escucha como el gorrión que espera atento la llamada de su pareja en la brisa. Te hablamos durante el sueño, en fragmentos de canciones oídas al pasar, te hablamos por boca de los niños y en las páginas de este libro. Pero, sobre todo, te hablamos desde el centro más profundo de tu ser. Escúchanos y recuerda lo que eres.

Venimos a la conciencia humana en un tiempo de nueva creación y os traemos el mensaje que necesitáis para comprender la condición cambiante de esta época. Venimos para unirnos, para fundirnos con vosotros, para ayudar al género humano a convertirse en la guía central del nuevo ser.

Nuestra labor consiste en ayudar a la humanidad a liberarse del antifaz que, durante toda la historia, ha deformado su percepción. Lo que veis está determinado por vuestros sentimientos. Vuestra percepción cabalga sobre el corazón, igual que una canoa cabalga sobre las olas. Cuando vuestro corazón siente miedo, en cualquiera de sus turbulentas formas vuestro entendimiento se vuelve confuso y percibís a través de las engañosas ondas de la ilusión.

Sin embargo, cuando vuestro corazón ama, entonces comprendéis, pues estáis compartiendo la visión divina, el modo de pericibir de Dios.

Seguramente es cierto que están ahí, a nuestro alrededor, velando por justos y pecadores, pues una misión tan divina no podía excluir a nadie. Durante la niñez su presencia nos ha acompañado en nuestras fantasias y creencias religiosas, y sus representantes en la Tierra nos han asgurado que hay (en la niñez con seguridad, ahora no sabemos), un Angel de la Guarda para cada uno, un ser divino que nos cuidaba para que nada malo nos ocurriera.