Educación en la nueva era
Educación en la nueva era
- EAN: 9788478086542
- ISBN: 9788478086542
- Editorial: Editorial Sirio, S.A.
- Año de la edición: 2013
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 140 X 210 mm.
- Páginas: 206
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Disponible 48/72 hoas
Descripción
La educación debería consistir en un proceso contínuo desde el nacimiento hasta la muerte. Es un proceso que consiste esencialmente en reconciliar los elementos humanos y los elementos divinos en la constitución del ser humano. Justas relaciones entre Dios y el hombre, el espíritu y la materia, el todo y la parte, tal debe ser el objetivo primordial de las técnicas educativas.
De entre los temas especializados incluidos en estos libros de Alice Bailey y el Tibetano, la educación es de primordial importancia. Hoy estamos perdiendo la tendencia a asociar “educación” sólo con la instrucción de los jóvenes y con materias académicas. La educación es, o debería ser, un proceso continuo desde el nacimiento hasta la muerte, que concierne no tanto a la adquisición de conocimientos como a la expansión de conciencia. El conocimiento por sí mismo es un callejón sin salida, a menos que actúe en relación con el entorno, las responsabilidades sociales, las tendencias históricas, las condiciones humanas y mundiales, y, por encima de todo, con la evolución de la conciencia que conlleva la inmensidad infinita de un universo desconocido al alcance de la mente humana finita.
Simplificando mucho, ¿podemos decir que la educación es un proceso continuo en el que se aprende a reconciliar los elementos divinos y humanos en la constitución del hombre, creando relaciones justas entre Dios y el hombre, el espíritu y la materia, el todo y la parte?
Si esto es educación en un sentido más amplio, es más específica y más concentrada cuando se considera a la luz de la formación del niño. Este libro se concentra y es específico en este sentido. Aunque presenta la necesidad de plenitud –el desarrollo completo de la persona, espíritu, alma y cuerpo como una unidad integrada, y la aceptación de todo el planeta como un área de experiencia y responsabilidad personal – se exponen las necesidades educativas del niño en términos específicos. Se enumeran los fallos e insuficiencias de los sistemas educativos actuales existentes en muchas partes del mundo, y se sugieren métodos para el futuro.
Se hace hincapié en la necesidad de educar en la ciudadanía mundial. Incluso antes de que este libro fuera publicado por primera vez, sorprendentemente esta necesidad se había hecho evidente. También está claro, sin embargo, que dado que los niños tienden a aceptar naturalmente sin rechistar a los de otras naciones, otras razas, color, credo y condición social, una conciencia mundial e inclusiva debe ser generada primero en los adultos responsables de la educación y la formación de los jóvenes.
Por consiguiente, este libro incluye un breve capítulo final sobre “la ciencia del Antahkarana”, es decir, con el esfuerzo creativo para tender el puente en conciencia entre la mente inferior analítica, que recoge conocimiento, el alma, y la mente superior que es un aspecto del Yo divino, el hombre espiritual. Este es un proceso científico que puede ser estudiado y practicado como una técnica de meditación, combinada con el esfuerzo para aplicar los principios espirituales a la vida diaria en toda circunstancia.
La construcción del Antahkarna, literalmente un puente entre los mundos subjetivo y objetivo, crea un canal para la transmisión de energías espirituales –luz, amor y poder. Estas energías transforman la vida diaria, irradian la personalidad e infunden la mente con pensamientos creativos acordes con las necesidades del Plan que está surgiendo en los albores de una nueva era. De esta manera el adulto esclarecido puede estimular el alma del niño, enriquecer y avivar la mente, y proporcionar oportunidades correctas para el pleno desarrollo del potencial espiritual.
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El destino de las naciones
Una nación es una entidad espiritual en evolución sometida, como un ser humano, al impacto de energías. Estas energías influyen en la conciencia nacional, estimulando el reconocimiento del destino del alma y la colaboración con ese proceso evolutivo. En este libro se discute el destino espiritual de muchas naciones y sus influencias predisponentes de alma y personalidad.
Los problemas del mundo se vuelven más complejos a medida que la población del mundo aumenta, y a medida que las naciones se vuelven interdependientes y se relacionan entre sí. Para el futuro de la humanidad, es importante que comprendamos y colabor4emos con las leyes y fuerzas espirituales que funcionan dentro de la entretejida estructura de la civilización, de forma que la parte individual –humana y nacional– pueda ser correctamente relacionada con la totalidad en evolución.
Una nación está sujeta, como lo está el hombre, al impacto de energías que emanan de fuentes solares y cósmicas. Estas energías influyen en la totalidad de la nación a través del “mecanismo de respuesta” equivalente a la constitución Mónada-alma-personalidad, de un hombre. Algunas naciones son más receptivas a algunas energías que otras; y todas las naciones, sometidas a la evolución de la conciencia nacional, tienen ante sí un destino que literalmente está basado en las cualidades y principios de una energía de rayo particular que busca expresión a través del alma nacional.
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Los requisitos que enfrenta un discípulo en la nueva era son drásticos y serios; requiere como primer pre-requisito, la necesidad de la descentralización personal, la renuncia a las preferencias individuales y al énfasis de todo tipo, y la absorción en un grupo para propósitos de servicio. "El tema entero de la interacción grupal es mucho más profundo y más significativo de lo que ustedes sospechan o aprecian", se ha dicho.
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Los espejismos y las ilusiones patentes y sutiles que engañan al discípulo y limitan su conciencia, deben identificarse claramente, verse, conocerse y trascenderse. El discípulo debe reconocerse a sí mismo tal como es, y avanzar hacia el próximo objetivo espiritual.
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De Belén al calvario
Solamente diré que soy un discípulo tibetano de cierto grado; esto puede significar muy poco para ustedes, porque todos son discípulos, desde el aspirante más humilde hasta más allá del Cristo Mismo. Tengo
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esto se debe la difusión de que soy abad de ese Monasterio Lamásico.
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ella que el aspirante común que leerá este artículo; por lo tanto, tengo que actuar como transmisor de luz, cueste lo que cueste. No soy un hombre viejo, con respecto a lo que la edad puede significar en un instructor,
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dto.