El diván del buscador

El diván del buscador
- EAN: 9788416364206
- ISBN: 9788416364206
- Editorial: Kolima
- Año de la edición: 2015
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 140 X 220 mm.
- Páginas: 276
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Los himnos mágicos del Rig-Veda
Los himnos del Rig-Veda, son los más antiguos vestigios que se conservan de la tradición hindú y la parte más antigua de los cuatro libros de los Vedas, derivándose la mayor parte de esta obra de ellos.
Se transmitían por tradición oral y se utilizaban en sacrificios rituales, hasta que fueron puestos por escrito en escritura Gupta o Siddham y en sánscrito, alrededor del siglo XI de nuestra era, y más tarde en lengua devanagari y en otros dialectos hindúes.
Sus más de 1.000 himnos, compuestos por más de 10.000 versos, están organizados en 10 "mandalas" o círculos sagrados, dedicados a los dioses, muchos de ellos Arios, a los cuales se les invocaba para conseguir sus favores en aspectos materiales de la vida, como obtener la riqueza, la prosperidad y la victoria en la guerra.
Cada uno de estos 10 mandalas está formado por suktas, hechos de versos o rich, de cuyo plural richas, viene el nombre Rig-Veda.
Así, la palabra Rig-Veda, está compuesta de rich o richa: "versos sagrados" y vedah: "conocimiento".
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Ramana Maharshi : recuerdos y testimonios
Bhagavan Sri Ramana Maharshi (1879-1950) es reconocido como uno de los más grandes Gurús de los tiempos modernos. En 1896, cuando tenía sólo 16 años y aún iba a la escuela, realizó el Sí Mismo durante una experiencia espectacular, que se prolongó durante unos veinte minutos. En esa época no tenía ninguna idea de lo que era la espiritualidad, aunque este suceso lo dejó perplejo. En las semanas que siguieron, pensaba que era víctima de un espíritu desencarnado o bien de una extraña enfermedad. No habló con nadie de su experiencia e intentó seguir su vida de escolar como si no hubiera pasado nada. Pero seis semanas más tarde, sintió el impulso de abandonar la casa para encontrar un lugar donde nada ni nadie lo molestara.
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Autoconocimiento
Si miramos la historia de la humanidad en su conjunto, observamos la presencia de persistentes conflictos que han lacerado el conjunto y la armonía social, determinando las relaciones de manera relevante. Luchas cruentas y en todos los estadios –político, económico y religioso– se han llevado a cabo en nombre de ideales que, acto seguido, han sido rechazadas e incluso olvidadas.
Sin embargo, no han faltado ni faltan enseñanzas adecuadas, ni inteligencia para comprenderlas, por tanto, podemos preguntarnos: ¿qué es lo que no funciona en la estructura mental del hombre? ¿Carece quizás su corazón de la predisposición a la comprensión? Si observamos atentamente, podemos notar que hay, y siempre hubo, hombres que intentan practicar la armonía y la caridad, el amor y la humildad; grandes personalidades que encarnan, viven y expresan principios de armonía y sabiduría; individuos que incluso dan la vida por otros.
A lo largo de su historia, el individuo se ha dedicado sobre todo a la cantidad de sus adquisiciones, más que a la calidad; a satisfacer la exigencia inmediata más que el largo plazo; al triunfo de sus propios deseos, sin armonizarse con el grupo al que pertenece. La humanidad en su conjunto no ha abordado el problema más profundo, esto es, el que concierne a la naturaleza del deseo y del yo en tanto que ente individualizado y separado, que adquiere gozos heterogéneos.
Si el individuo se dirige hacia su exterior para encontrar aparente, momentánea perfección, significa que no está en paz consigo mismo; debe reconocer que a su yo le falta algo que sólo podrá encontrar interiorizándose y modificando su propia disposición hacia el objeto o el evento.
El individuo está tan acostumbrado a proyectarse con su inteligencia empírica fuera de sí mismo, que no encuentra un momento para “pensarse”, comprenderse y resolverse.
El hombre quiere transformar la sociedad sin transformarse a sí mismo: éste es el meollo de la cuestión. Mientras no vaya al fondo del problema, que es el autoconocimiento y de la autorrealización, siempre será conflictivo, inarmónico y estará enajenado. Rechazar o aplazar la propia armonía interior significa crear inevitablemente conflictos tanto en el interior como alrededor de nosotros. Rechazar una educación capaz de armonizar nuestra psique significa tener y dar infelicidad.
Sería útil reconocer que el ente humano es algo más que un “yo psicológico”; este reconocimiento podría abrir las puertas hacia algo que podríamos definir como “conciencia universal”, conciencia que el individuo ya tiene en potencia.
Este libro sólo quiere ser una sintética y llana exposición de la estructura psicológica humana y de los movimientos energéticos que adquieren determinadas direcciones. Puede ser útil sobre todo a quienes carecen de una preparación específica sobre el problema.
dto.