Claudio Naranjo nos ofrece un mapa global de los problemas de la humanidad: el eneagrama es la brújula que nos señala el camino a una nueva conciencia planeta.

En una era de crisis global se hace imprescindible definir el origen de nuestros problemas sociales: ¿qué mal oscurece la conciencia humana y cómo podemos sanar el mundo? El Dr. Claudio Naranjo logra aislar el metaproblema de la civilización en El Eneagrama de la sociedad, una obra imprescindible para conocer la esencia de las patologías sociales y su relación con las nueve formas principales de degradación de la conciencia individual, que también son perturbaciones de nuestra capacidad amorosa.

Las pasiones humanas como el orgullo, la ira o la envidia dificultan la realización de la persona y son el origen de la corrupción, el autoritarismo, la anomia y otros males sociales que impiden el desarrollo del potencial humano.
"Si consideramos que una sociedad sana difícilmente podrá existir sin el fundamento de individuos sanos, se hace imperativo reconocer el valor político de la transformación individual", nos dice Claudio Narajo ante la certeza de que el único antídoto contra el declive del mundo consiste en emprender un viaje colectivo a la conciencia.

La corriente humanista en psicología ha proclamado el no etiquetamiento diagnóstico de las personas, como posibilidad para el cambio y el crecimiento. La más reciente tipología que es también la más antigua, basada en el eneagrama traído a Occidente por Gurdjieff, describe nueve tipos: el Reformista, el Ayudador, el Buscador, el Artista, el Pensador, el Leal, el Generalizador, el Líder y el Conciliador, combina las más variadas características de los tipos humanos, integrando las tipologías clásicas y agregando un componente fundamental: la capacidad de cada tipo para desarrollarse o deteriorarse, de acuerdo a sus tendencias. Don Richard Riso, desde su años de haber sido sacerdote jesuita, ha estado dedicado enteramente a la investigación de esta tipología, quizás la más completa y ajustada a la realidad, a pesar de los esfuerzos hechos por la psiquiatría.