EL NOMBRE DE NOMBRES

En la Biblia, en el viejo Testamento, las letras
Hebreas para el Nombre de Dios son, Jehová o llamado Tetragrámaton. En el Nuevo Testamento el Nombre del Hijo debía ser (Yeheshua, Jesús), o Tetragrámaton
con la adición de la letra Hebrea Shin insertada en medio, significando la Conciencia Humana transmutada al estado Divino, donde el Hijo es nuevamente Uno con el Padre.
El estudiante serio puede realizar correlaciones adicionales con el símbolo del Pentagrama y con los cuatro Reinos elementales de la Tierra bajo el dominio del Espíritu, a través de la mediación del Hombre.

Los Arcanos Mayores del Tarot de Marsella contienen un código simbólico que puede servir de soporte cartomántico para la adivinación; sus naipes son capaces de transmitir al alma sensible los más profundos misterios del destino humano. Sus figuras y sus colores poseen un extraordinario poder psíquico aplicable a la adivinación o a la magia, pero también ocultan un preciso simbolismo si son considerados desde el ángulo del esoterista.

El Tarot Esotérico o El Libro de Toth es un manual práctico que abre las puertas de esos secretos ancestrales y desvela al lector las principales claves para abordar el tarot desde estas dos vertientes.

Este excelente ensayo sobre el Tarot Rider-Waite pone al alcance del lector toda la profundidad simbólica, mitológica y psicológica del Tarot dando respuesta
a la enorme complejidad de sus imágenes paradójicas.

Con casi doscientas imágenes, este libro es un apasionante estudio sobre el Tarot Rider-Waite. En la primera parte, el autor estudia los Tarots tradicionales: Visconti-Sforza, Mantegna (siglo xv) y Marsella (siglo xvm). Mediante el análisis iconográfico se investiga el Tarot en sus múltiples aspectos, apoyándose en los elementos culturales, escritos y visuales de la época, para revelar las actitudes inconscientes de su tiempo y como se manifiestan en el mismo. Decisivas resultan las relaciones del Tarot de Mantegna con la Filosofía Hermética y los frescos del Palazzo Schifanoia de Ferrara; del Tarot Visconti-Sforza con el Arte de la Memoria; y del Tarot de Marsella con la Alquimia y el ocultismo.

En la segunda parte, el análisis de la relación del Tarot Rider-Waite con el Proceso de Individuación de C. G. Jung y la hermenéutica simbólica del Círculo de Eranos permite demostrar que el Tarot, emergiendo de las profundidades del Inconsciente Colectivo, apunta hacia una finalidad, proponiendo un proceso de transformación de la personalidad.