Jean-Baptiste Willermoz, su obra
Jean-Baptiste Willermoz, su obra
- EAN: 9788494182747
- ISBN: 9788494182747
- Editorial: Entreacacias S.C
- Año de la edición: 2013
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 140 X 210 mm.
- Páginas: 168
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Descripción
Jean-Baptiste Willermoz es sin lugar a dudas el patriarca de la masonería francesa e inclusive, de manera más general, de la masonería occidental. Lo es, por su longevidad excepcional (1730-1824); lo es también, sobre todo por su genio creador, reconocido y saludado en su tiempo, ignorado y olvidado a lo largo de un siglo y medio, y de nuevo reconocido y admirado desde hace algunos decenios gracias a los trabajos de diversos investigadores y escritores, entre los cuales el autor de la presente obra.
Jean-Baptiste Willermoz ha sido en efecto el arquitecto en jefe de un sistema masónico absolutamente original e incluso único, el Régimen Escocés Rectificado. Este Régimen de doble faz, masónica y caballeresca, se inscribe en el movimiento del esoterismo cristiano y dispensa una iniciación que está fundamentada en este esoterismo. Esta iniciación se dirige a la inteligencia al igual que al corazón, y para lograrlo, Willermoz ha compuesto una serie gradual de instrucciones en las que eclosiona su inmenso talento pedagógico.
El presente volumen propone una biografía sucinta y sin embargo completa de Willermoz, en la que es puesto en relieve lo que para él fue esencial en el transcurso de una existencia bien cumplida: su obra masónica y sus pormenores.
Como introducción, está expuesta la doctrina que subtiende el Régimen rectificado, doctrina que ahora más que nunca, atrae a los hombres de deseo a la búsqueda de un compromiso espiritual elevado.
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Después del siglo XVII y de la desaparición de los Rosacruces, en Occidente permanecieron accesibles las formas tradicionales representadas por la religión católica en lo que respecta al ámbito exotérico y por la iniciación masónica en lo que respecta al ámbito esotérico.
Se habría podido pensar que los representantes de la religión católica hubieran hecho posible que su patrimonio tradicional sirviera de base para una obra de revivificación espiritual, teniendo su principio necesario en el esoterismo y el dominio iniciático. Esto presuponía una apertura intelectual hacia principios tradicionales de orden universal supraordinados a la forma religiosa específica (de la que representan su razón de ser más profunda); también presuponía un cambio de actitud hacia esa élite intelectual a reencontrar, perenne y por lo tanto bien viva en algún lugar, aunque cada vez menos evidente debido a las condiciones de nuestra época.
Para hacer la situación irreparable, en el siglo XVIII tuvo lugar la excomunión indiscriminada de todos los adherentes a la iniciación masónica por parte de la Iglesia Católica. El desequilibrio resultante ha comprometido las posibilidades de éxito de los intentos de restablecer los vínculos conscientes entre la iniciación masónica y los “Superiores Incógnitos” de la élite intelectual; pero no ha perjudicado menos a la Iglesia Católica, truncando para ella y sus miembros una posibilidad restante para reabrir una vía hacia la interior y esencial “Tierra Santa” donde está la Luz del Verbo divino que las tinieblas no han conocido.
La masónica es prácticamente la única forma de iniciación occidental que ha permanecido excepcionalmente extendida y accesible en el medio en que vivimos; en sus símbolos y más explícitamente en rituales comúnmente difundidos, se encuentran como mínimo directrices fundamentales que deberían servir de base para la orientación de la mentalidad y del comportamiento del iniciado, extremadamente importantes sobre todo en el arduo camino de esa purificación y “cuadratura” de la “piedra bruta” sin la cual no hay posibilidad de dar siquiera
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