La gnosis egipcial original Vol. III
La gnosis egipcial original Vol. III
- EAN: 9788487055416
- ISBN: 9788487055416
- Editorial: Fundacion Rosacruz
- Año de la edición: 2003
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 160 X 230 mm.
- Páginas: 300
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Disponible 48/72 horas
Descripción
El bien, Asclepios, está exclusivamente en Dios.
La humanidad ha creado, por medio de su cultivado intelecto, un mundo que le sirve para satisfacer sus deseos y protegerse a sí misma.
Pero la realidad de vida que ha construido se basa en una idea del bien y del mal que se alimentan mutuamente. Como dice Hermes, el mal no demasiado grande equivale aquí al bien, y lo que aquí es juzgado como bueno es la parte más pequeña del mal.
Y el hombre que busca, que reflexiona en la multiplicidad de la vida presente, que se pregunta si aún es posible un cambio vital, si es posible elevarse por encima de la relatividad del bien y del mal, se esfuerza en buscar una luz que le guíe en la creciente confusión.
Jan van Rijckenborgh, en sus comentarios a La Gnosis Egipcia Original, tomo tercero, nos aporta con luminosa claridad su mensaje: el único Bien, el Bien Absoluto, solamente se encuentra en Dios. Pero no es fuera de sí mismo donde debe buscar este bien, sino en lo más profundo del ser del hombre. Pues, dice Hermes, la malignidad del alma es su ignorancia, su falta de Gnosis, de conocimiento divino... Por el contrario, la virtud del alma es la Gnosis, el conocimiento vivo de Dios. Quien posee este conocimiento es bueno.
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Las fuentes de la ?losofía clásica señalan que Apolonio fue más que un filósofo: “un término medio, entre los dioses y el hombre”. Fue, no sólo un adepto de la filosofía pitagórica, sino “el ejemplo más divino y práctico de la misma”.
Respecto al origen de su poder y conocimiento, podemos considerar lo que se deriva de esta enigmática sentencia que Filóstrato le atribuye:
“He visto hombres que habitan la tierra sin habitarla, que defienden las ciudades sin defenderlas, y que no poseyendo nada, poseen lo que todos poseen”.
Aquellos que “están en la tierra, pero no sobre la tierra”, son las inteligencias que se ciernen sobre las cosas; que las de?enden con sus secretos poderes espirituales.
Vemos en esta declaración una alusión a su contacto con lo que en la Rosacruz Áurea denominamos la “Fraternidad Universal”, compuesta de entidades que han trascendido los límites de la vida humana terrestre, tal como la conocemos, y obran desde el campo de vida del Alma-Espíritu, inspirando e insu?ando fuerza e inteligencia espiritual a quienes perseveran en su aspiración hacia la Sabiduría.
Jan van Rijckenborgh hace un profundo análisis esotérico de este magní?co libro que describe simbólicamente las doce etapas del camino de desarrollo espiritual usando la analogía de las horas del día.
dto.
Rosacruces y alquimistas
La "historia" de esta "Fraternidad" es la historia de la evolución del mundo y la de la regeneración espiritual del alma y del cuerpo humano; pues, aunque cada uno de sus individuos tenga su historia y experiencias terrenas particulares, sin embargo, las vidas de todos ellos coinciden en los puntos esenciales del dominio de la naturaleza inferior y la eflorescencia de la superior. Todos han llevado la cruz del sufrimiento; todos han tenido que crucificar a su voluntad egoísta y personal, y morir para todo lo que atrae al alma hacia los deseos e ilusiones terrenas, antes de alcanzar la corona de la victoria y de desplegar, como rosas acariciadas por el sol matinal, las facultades espirituales de su alma.
dto.
