La huella de los templarios
La huella de los templarios
- EAN: 9788479277222
- ISBN: 9788479277222
- Editorial: Ediciones Robinbook, S.L.
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 170 X 240 mm.
- Páginas: 384
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Templarios están entre nosotros, los
Gerard de Sede nació en 1921 en el seno de una familia gascona emparentada con el papa Clemente V, quien abolió la Orden del Temple en 1312. Licenciado en Filosofía y Letras, estudio en Paris y en Toulouse. Desdelos veinte años se dedico a casi todos los oficios y trabajos: fue vendedor de periódicos en Marsella, peón en la perforación de túneles en el Lot, participo activamente en la Resistencia, fue encarcelado, se evadió, perteneció al Maquis y fue oficial de las fuerzas francesas, siendo condecorado dos veces por su participación en la liberación de Paris.
Desde 1946 se dedico al periodismo, participando en varias conferencias internacionales como corresponsal diplomático de una gran agencia de prensa. Pero en 1956 decide dejarlo todo para dedicarse a la agricultura, y es entonces cuando conoce a Roger Lhormoy, guarda del castillo de Gisors, cuya extraordinaria aventura nos cuenta en este libro. El autor presenta sus investigaciones sobre el tesoro de los templarios, que hasta la fecha sigue sin haber sido descubierto, exponiendo al mismo tiempo sus hallazgos históricos sobre la desaparición de la orden.
El viejo y la tierra
La doble vida de los Templarios
El enigma de Gisors
Nota final afalta deepílogo
Anexo
dto.
El priorato de Sión: los que están detrás
Mientras se forjaba su leyenda, el Priorato era el núcleo duro y la pulpa de una nuez con una cáscara prestigiosa: la Ordo Milites Templi (O.M.T. – Orden de los Caballeros Templarios). Se ponían detrás de la historia y de la política del medievo, como sus auténticos inductores. No se apearon del fraude hasta finales del pasado siglo, cuando, ante sus mismos cofrades, ya era imposible sostenerlo. Pero la leyenda andaba ya sus propios pasos.
Según sus Estatutos, el Priorato de Sión tiene como objetivos restituir la antigua Caballería, la ayuda mutua entre sus miembros, y disponer un «priorato» que sirva a los suyos de centro de estudios, meditación, reposo y oración.
El presente trabajo pone a la luz su verdadera naturaleza. Al margen de su aparición obligatoria y pública (los citados Estatutos), confiesa también otra realidad “secreta”: la herencia templaria, archivos secretos, el dominio de la gnosis (una iglesia de Juan superior a la de Pedro), o la reivindicación —para su Gran Maestre, Pierre Plantard— de una sangre y de un linaje dinástico definitivo.
El autor esclarece la condición del Priorato. El Priorato queda en su lugar. Y no es poca la tarea de desembarazarlo de los despropósitos que otros, más iluminados, recientemente han escrito sobre él.
Luís Miguel Martínez Otero es autor entre otras obras de Iniciación al Simbolismo (1986); Fulcanelli. Una biografía imposible (1986); Claves del péndulo de Foucault (1989); El Laberinto (1991) y La Cruz (1993) todos ellos publicados por Ediciones Obelisco. Otros títulos de este autor son: Comentarios al Mutus Liber (1985); Esperando al milenio. Reflexiones sobre el fin de los tiempos (1985); Heterodoxos en el Camino de Santiago (1990); Dossier René Guénon (1991); Satán (1994); Hoja de Especulaciones Metafísicas (2004) y Especulaciones Metafísicas (2004).
Páginas: 160
Formato: 21 cm x 13,5 cm
dto.
Los templarios
Los Templarios fueron los primeros "monjes" a los que se autorizó a empuñar una espada contra el infiel. Como iban a encontrarse en Tierra Santa, se les concedió tanto poder que constituyeron un pequeño reino, pues sólo dependían de la autoridad del Papa, que se encontraba muy lejos y con el Mediterráneo por medio. Tanto poder permitió que estos monjes guerreros accedieran a conocimientos que habían permanecido ocultos durante siglos. En las Cruzadas fueron suyas las mayores gestas de heroísmo, a la vez que acumulaban riquezas como no ha conocido ninguna otra orden religiosa. También crearon los primeros bancos, contaban con su propia flota de barcos, con puertos que miraban hacie al Atlántico, al que no temían....
dto.
