La masonería
La masonería
- EAN: 9788427032002
- ISBN: 9788427032002
- Editorial: Ediciones Martínez Roca, S.A.
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 130 X 190 mm.
- Páginas: 288
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Otros libros de Masonería
Regla Benedictina y ritual masónico
Durante el siglo XII, la Orden del Císter, que seguía la Regla Benedictina, fundó numerosas abadías en Inglaterra, y muchos masones ingresaron en la orden como hermanos conversos. Debido a esta participación en la vida monástica, los masones incorporaron a sus rituales elementos tanto de la Regla Benedictina como del Ritual Cisterciense. Entre los elementos provenientes de los usos y rituales monásticos encontramos expresiones como «libre y de buenas costumbres» o «justo y perfecto», así como el Signo de Socorro, las plegarias, el examen de los candidatos, la postura durante la Obligación, el hecho de elevar la Obligación a la condición de vinculante besando el Volumen de la Ley Sagrada, la participación del resto de hermanos en la recepción del neófito, la prueba de caridad o la costumbre de llevar al nuevo hermano a un asiento en la esquina noreste del templo. También el Ágape sigue de manera precisa los usos monásticos, pues toma prestados de ellos la disposición de la mesa, la bendición, la ubicación del Maestro y los Vigilantes o la Lista de Brindis, muy especialmente el Brindis por los Hermanos Ausentes y el Brindis del Retejador. Más que hablar de influencia, la realidad es que la Regla Benedictina y el Ritual Cisterciense formaron el crisol donde fraguó el ritual masónico.
dto.
Régimen Escocés Rectificado y cristianismo transcendente
Será Joseph de Maistre (1753-1821), Gran Profeso del Régimen Escocés Rectificado, quien dará origen al término «cristianismo trascendente», al menos en lengua francesa, declarando en el diálogo XI de Las Veladas de San-Petersburgo: “Es lo que algunos Alemanes llamaron ‘Cristianismo transcendente’. Esta doctrina es una mezcla de platonismo, origenismo y filosofía hermética, sobre una base cristiana. Los conocimientos sobrenaturales son el gran objetivo de sus trabajos y de sus esperanzas; no dudan en absoluto de que sea posible al hombre ponerse en comunicación con el mundo espiritual, tener un trato con los espíritus y descubrir así los más raros misterios. […] su dogma fundamental es que el cristianismo, tal y como lo conocemos hoy, solo es una verdadera logia azul hecha para el vulgo; pero depende del hombre de deseo elevarse de grado en grado hasta conocimientos sublimes, tales como los poseían los primeros Cristianos que eran verdaderos iniciados…”
El mismo Maistre, quien declaraba en su Memoria al duque de Brunswick (1781) que esperaba “añadir al Credo algunas riquezas”, que fue profundamente marcado por la lectura de los escritos de Orígenes de Alejandría (IIIer s.), creía en la existencia de una tradición secreta, de una disciplina reservada o “ciencia del Arcano” -actitud compartida por los miembros del Régimen Rectificado que se adherían, según la expresión de Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824), a la “santa doctrina llegada de edad en edad por la Iniciación hasta nosotros”-, sosteniendo en su Ensayo sobre el Principio Generador de las constituciones políticas que las definiciones dogmáticas fueron impuestas a la Iglesia, y que “ocultan”, más que protegen, la Verdad.
Este “cristianismo trascendente” o “Ciencia del Hombre”, como bien nos explica Jean-Marc Vivenza, es el corazón del Régimen Escocés Rectificado, y apunta a otras cosas en el plano metafísico más allá de la enseñanza impartida por las diferentes confesiones cristianas, lo cual explica además por qué fue establecido un camino iniciático progresivo para revelar estas verdades, sin las cuales no se entendería que fuese necesario para los cristianos convencidos -sin contar las severas penas previstas por la autoridad romana que se aplican a aquellos que se hacen recibir en francmasonería-, esperar largos años sometiéndose a rituales extraños para finalmente escuchar un discurso que ya desde la infancia podrían encontrar en su catecismo.
dto.
De templo Salomonis Liber y otros textos de masonería medieval
En el año 729, en un lejano lugar de Northumbria, un benedictino llamado Beda observaba cómo un grupo de monjes constructores erigía el monasterio de San Pablo, en la comarca de Jarrow. En el lenguaje medieval, esos monjes constructores recibían el nombre de «machiones». El término latino «machio» se traduce como masón, y se le denominaba de ese modo a causa de las machinas (andamios) que utilizaban para construir los muros. Inspirado por el trabajo de aquellos hombres, Beda decidió escribir un libro en el cual describe la construcción del célebre Templo de Jerusalén. Le dio a su obra el título de De Templo Salomonis Liber, es decir: El Libro acerca del Templo de Salomón. Sin proponérselo, estaba sentando las bases de la simbología que actualmente identifica a la francmasonería.
dto.
El espíritu de la masonería
El Espíritu de la Masonería es el espíritu de la eterna «búsqueda», una clave para el progreso individual y grupal hacia la meta de Dios para el ser humano. En este libro, la Francmasonería se aborda desde un punto de vista espiritual. El autor muestra como la función de la Masonería moderna está destinada a traer beneficios espirituales a todas las personas.
dto.