Los 10 secretos de la abundante felicidad

Los 10 secretos de la abundante felicidad
- EAN: 9788478088027
- ISBN: 9788478088027
- Editorial: Editorial Sirio, S.A.
- Año de la edición: 2012
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 140 X 180 mm.
- Páginas: 174
(0 Comentarios)
Comenta y valora este libro
AGOTADO
Otros libros de Narrativa
El latido del guerrero
Nos encontramos en la legendaria tierra de Adamús.
Tareent y Òrâbla, campesino y rey. Uno ha de hacerse adulto; otro debe hacerse digno de su adultez. Uno debe decidir su porvenir; otro ha de salvar su inmortalidad. Uno se encontrará a sí mismo en la búsqueda de lo que no existe; otro buscará en el mundo una Justicia que solo brama en su latido.
Tareent y Òrâbla, aun sin llegar a conocerse jamás y a pesar de sus antagónicas biografías, deberán enfrentarse a los mismos interrogantes existenciales, tan solo por compartir el más desgarrador de los rasgos humanos: la Humanidad.
Darío Méndez Salcedo, nacido en Granada, es psicólogo y educador. Desde muy joven ha acompañado a niños y adolescentes en la vida académica y en la academia de la vida, compaginando esta actividad con la literatura y con la música (ha sido compositor y letrista de más de 40 canciones). Buscador incansable de lo que no existe, los temas hacia los que encamina sus palabras son la espiritualidad, la religión y la filosofía de la existencia.
dto.
Nafuria : el origen de Dios
Tebas, XVIII dinastía. Amenofis III, llamado el magnífico, se encuentra en la cumbre de su poder. Su joven hijo Nafuria siente tanta aversión por las armas como amor al estudio y en la corte es llamado despreciativamente el príncipe filósofo. Ansioso por conocer la vida más allá del palacio, escapa una noche para verse envuelto en una aventura mágica y espiritual en la que recibe las enseñanzas de un maestro llamado Mawlana, incluyendo la noción de una divinidad impersonal o gran inteligencia universal muy por encima de todos los dioses conocidos. El príncipe filósofo accede al trono con el nombre inicial de Amenofis IV. Pronto comienza a impulsar una auténtica revolución religiosa dando prevalencia a un dios llamado Aton, al que asigna todos los caracteres de la gran inteligencia universal de la que le había hablado Mawlana. Aton es un dios del amor, la fraternidad y la armonía representado como simple disco solar. El nuevo faraón cambia su nombre por el de Ekhnaton (adorador de Aton) y al poco tiempo decide construir en mitad de la nada una ciudad nueva llamada Aketaton (la ciudad del horizonte de Aton.
dto.