El aliento Sagrado está en la palabra hablada y es el poder creativo de Dios. Durante años la conciencia de la mayoría de los individuos fue cargada con la imperfección, resultante del mal uso de la energía de Dios en el lenguaje, creando así muchas formas distorsionadas, que son mantenidas vivas por la misma energía que las creó.
Los Decretos fueron presentados al intelecto del hombre para que él los pudiese usar para equilibrar el mal uso de la palabra hablada y los modelos de pensamientos imperfectos creados durante muchas centenas de encarnaciones. Para romper esas formas distorsionadas, es necesario usar una energía que vibre en la misma gama vibratoria, pero calificada constructivamente. En otras palabras, una forma creada por el mal uso del habla tiene que ser rehecha por una acción vibratoria del uso correcto de la palabra hablada.
Un Decreto constructivo es siempre una invocación a Dios, sea la Legión de los Maestros Ascendidos o a la propia presencia "Yo Soy", que se convierte en un modelo que los Maestros Ascendidos a la propia esencia Crística puedan llenar con Su Substancia de Luz Electrónica, creando así una vibración pulsante en la conciencia exterior.

Ven conmigo al jardín del corazón. Levanta el pestillo de tu atención y observa el gran portal dorado abriéndose hacia adentro. Mira la senda tranquila y inuosa, los verdes y protectores setos, los emparrados de rosas del amor, y escucha el repiqueteo del agua al caer. Déjate envolver por la paz circundante. La serie Jardines del corazón ofrece un lugar tranquilo donde refugirase del mundo moderno, un lugar especial en el que puedes hallar claridad y paz. El abundante follaje y las aromáticas flores impregnan el aire de una sabiduría eterna que despierta simplicidad e integridad... En definitiva, un regalo para todo aquel que entre.

Las emociones son uno de los motores más importantes de los seres humanos, funcionan como una alarma sobre lo que nos sucede en el cuerpo, en la mente y en el alma. Sin embargo, debido al ajetreo cotidiano, solemos hacer caso omiso de sus mensajes hasta el grado de llegar a ignorarlos y de calificarlos como caóticos e incluso como entorpecedores de nuestras rutinas y obligaciones.
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