Toti Martínez de Lezea, conocida autora de novelas históricas, nos sorprende en esta ocasión con un libro sobre la brujería vasca, tan famosa y al mismo tiempo, tan ignorada. La intención de la escritora ha sido dar a conocer de forma divulgativa lo fundamental de un fenómeno que cobró una extraordinaria relevancia en los siglos XVI y XVII y cuyo interes ha seguido vivo hasta nuestros días.

La mente popular vasca está poblada de brujas que vuelan por los aires, adoran al Diablo bajo el aspecto de un macho cabrío, matan niños, levantan tempestades y arruinan las cosechas. La palabra "akelarre" ha traspasado nuestras fronteras y se utiliza en otros idiomas como sinónimo de reunión de brujas. Existen en la cultura vasca numerosos testimonios de la creencia en ellas, pero ¿que hay de fantasía y que de cierto en todo este asunto?

Este libro recoge embrujos, dichos, costumbres, leyendas y supersticiones; ofrece una revisión de la historia de la brujería vasca desde la antigua creencia en una Diosa Madre, raíz del afamado matriarcado vasco, hasta las terribles persecuciones del siglo XVII en Navarra y Lapurdi, en las cuales fueron amenazados pueblos enteros y cientos de personas fueron quemadas vivas.

Al dar a conocer su sistema completo de filosofía oculta (El Mago), Francis Barret reveló la ciencia de elaborar imágenes, anillos, espejos, amuletos o cualquier otro instrumento:

"El Mago o El Mensajero Celeste contiene la Práctica Constelatoria o MAGIA TALISMÁNICA, mostrando las propiedades de los elementos, meteoros, estrellas, planetas, etcétera. Análogamente, la naturaleza de las inteligencias, espíritus, demonios; la composición de toda clase de sellos mágicos, imágenes, anillos, cristales, pinturas, etcétera; el poder y composición de los números, figuras matemáticas y caracteres de los espíritus buenos y malos. Todo ilustrado por gran variedad de bellas figuras, tipos, letras, sellos, caracteres mágicos, etcétera".

El estudioso que desee iniciarse o avanzar en el Arte tiene aquí a disposición lo que debe saber sobre el sitio, el orden, el número, y el gobierno de la inteligencia o espíritu, ya sea para efecto positivo o negativo, con los caracteres adecuados y las tablas, la inteligencia y su planeta, su medida de tiempo, sus revoluciones en los cielos, etcétera: pues debemos grabar o escribir sobre su número, tmabién escribir el efecto deseado, con los nombres divinos acordes a él, para que nuestra operación sea poderosa y acorde con la constelación y estrella, en tiempo, número y proporción, sin lo cual nuestra operación no podrá tener el éxito deseado. Cuando los instrumentos son perfectos, son más potentes cuando el planeta o constelación bajo los cuales se construyen se halla potente rigiendo en los cielos; pues entonces, cualquier cosa que deseemos realizar con un talismán como medio o instrumento, por ningún medio será ocultado o evitado.

Presenta de manera sencilla, el arquetipo del planeta Urano, conocido esotéricamente como el «Señor de la Mente y del Eter», y nos explica que su influencia va unida al deseo y a la necesidad de una verdadera liberación interna y externa, de todos aquellos factores restrictivos y condicionantes que aprisionan al ser y le impiden realizar su propósito evolutivo esencial.

Presentamos en esta ocasión a nuestros lectores todo un clásico en cuanto a magia se refiere, un verdadero grimorio mágico a través del cual, el lector avisado podrá acceder a lo más profundo y arraigado de los tradiciones y supersticiones occidentales, antiguos pensamientos que aún hoy perduran. La hermosura de los grimorios radica en que son libros vivos, es decir, son libros que se alimentan con el paso del tiempo, como la propia tradición, de forma que es del todo imposible atribuirles un autor. Así, según parece, el Libro de San Cipriano propiamente dicho, fue en principio un pequeño opúsculo redactado por aquel que se presenta a sí mismo al principio de la obra como Jonás Sulfurino. No obstante, a lo largo de los siglos cada cual ha añadido cuanto le ha parecido conveniente, a fin de ampliarlo, completarlo y coronarlo.