Peregrino querubínico : epigramas y máximas espirituales para llevar a la contemplación de Dios

Peregrino querubínico : epigramas y máximas espirituales para llevar a la contemplación de Dios
- EAN: 9788497162029
- ISBN: 9788497162029
- Editorial: José J. de Olañeta, Editor
- Año de la edición: 1753
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 110 X 140 mm.
- Páginas: 241
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Evangelios apócrifos
La palabra "Apócrifo" proviene del griego, y significa "oculto, escondido, secreto". Parece ser que algunos cristianos llamaron así a estos evangelios porque, según decían, contenían enseñanzas ocultas de Jesús que iban destinadas a los iniciados.
Más tarde, sin embargo, la palabra apócrifo adquirió la connotación de "falso, desautorizado, origen dudoso", sobre todo entre los miembros de la Iglesia.
Actualmente las opiniones están divididas. Hay grupos que comparten las doctrinas de algunos textos apócrifos y otros los rechazan como falsos e inventados, pero no cabe ninguna duda de que su lectura y estudio arrojan bastante luz sobre la época de Cristo, el origen del cristianismo y su pensamiento inicial. Los evangelios apócrifos que presentamos.en este volumen son verdaderas joyas literarias que nos ha legado la Humanidad y no pueden pasar desapercibidos para todo el que desee conocer más sobre una época tan apasionante.
dto.
Salmos transliterados y traducidos al español
Los Salmos se han utilizado desde hace siglos como soporte para la oración y la alabanza. La palabra Salmo significa «canto de alabanza» y en hebreo se dice Tehilim. Tehilah, su singular, quiere decir «gloria», y Teiiah, «asombro». Ello nos permite vislumbrar dos aspectos de los Salmos: se pueden utilizar para mayor gloria del Creador, pero también para asombrarnos en la experiencia de la oración.
Atribuidos al mismísimo rey David, los Salmos han atravesado miles de años y el viento de los siglos no ha logrado barrerlos. Antes al contrario, cada día que pasa son más actuales y elocuentes.
dto.
Sentirse habitado por la presencia
El yo es fuente inevitable de sufrimiento, porque, en su afán de autoafirmarse, identificándose con la mente, nos aleja de la realidad y de la vida. Consciente del destino a donde el yo conduce, del sufrimiento que genera y de la ignorancia y mentira en que nos envuelve, nos resultará fácil reconocer la necesidad y la importancia de liberarnos de él. Y, dado que el yo únicamente vive y es alimentado por el pensar, debemos ejercitarnos en la tarea de silenciar la mente y aprender a vivir en el no-pensamiento. Porque hablar de espiritualidad es hablar de la dimensión de profundidad. Implica reconocer que toda la realidad se encuentra impregnada de una dimensión de Misterio. En este sentido, la espiritualidad es abierta, flexible, pluralista, dialogante, universal... no conoce el juicio y la condenación. Nos coloca en el camino de la experiencia. Es coherente con nuestra condición humana, respetuosa con los otros y humilde ante el Misterio inefable.
Pero la espiritualidad no sólo nos coloca en la actitud adecuada a todo el conjunto de lo Real, sino que puede hacerlo porque nos capacita para acceder a nuestra identidad más verdadera. Nuestra verdadera identidad no es ese yo, sino la Presencia que lo percibe. Y desde la Presencia, todo se ve y se vive de un modo nuevo. El olvido de esta dimensión de profundidad puede hacer estéril nuestro esfuerzo por alcanzar una valoración y estima de nuestra existencia.
Podemos vivir una sana autoestima cuando nos habituamos a conectar con ese Silencio que es Presencia y aprendemos a permanecer descansadamente en Él.
dto.