La vida humana puede ser apasionante si sabemos vivirla con intensidad, aceptando lo que llega, como el aire entra al respirar, y dejándolo ir mientras abrazamos ese movimiento con nuestra presencia, con nuestra atención consciente.

La respiración es reconocida desde hace siglos como una valiosa herramienta cuyo buen uso la convierte en elemento armonizador : gracias a su manejo consciente habitamos por completo nuestro cuerpo, abrazando nuestras partes olvidadas allí donde el aliento se interrumpió con dolor, aceptando las emociones sin dejamos arrastrar por ellas, reconociendo los patrones mentales y dejándolos ir como la misma exhalación.Así descubrimos lo que ya los grandes sabios nos transmitieron : que el aliento recompone el puente entre lo que pensamos que somos y lo que somos en realidad. Entre lo que queremos y lo que manifestamos. Entre el mundo de lo aparente y lo que éste esconde como posibilidad que, si despertamos, acabará abriéndose paso.

Este libro trata de mostrar todo eso de una manera práctica y sobre todo, devolvernos a la sencillez de una existencia que se desarrolle como una respiración : tomar y soltar fácilmente. Vivir el momento y aceptar el constante movimiento que hace que cualquier instante forme parte ya del pasado. Sólo así podemos recibir el presente con intensidad : abiertos y atentos.

La respiración es el principio fundamental de la vida, pero, por regla general, no inspiramos lo suficiente como para revitalizar el cuerpo y no espiramos durante el tiempo necesario como para expulsar de los pulmones el dióxido de carbono y otros gases que permanecen estancados e impiden la purificación de la sangre. Ello da lugar a un gran número de enfermedades que es posible vencer por medio de la respiración consciente. Todo ser vivo se vuelve consciente respirando; en realidad, sólo se vuelve consciente si respira. La consciencia nos convierte en dueños de nuestro propio destino.

El Dr. Otoman Zaradusht Hanish (1856-1936) fue el fundador del movimiento Mazdaznan. Hijo de un diplomático ruso, ya de niño lo enviaron a una sociedad secreta de zoroastras en las montañas iraníes debido al grave defecto congénito del corazón que padecía. Allí le enseñaron a dominar la hipoxia mediante el control de la respiración. Fue médico, sacerdote, poeta y escritor, horticultor, profesor y maestro. En 1908 Hanish y su discípulo, David Ammann, publicaron en Alemania una revista llamada Mazdaznan, que trataba de temas de filosofía, educación física y prácticas dietéticas. Hanish murió en Los Angeles el 29 de febrero de 1936.