En el presente libro, Solara nos ofrece el fascinante relato de cómo los Ángeles entraron en su vida y las directrices para que logres que entren en la tuya. La ciencia actual admite que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro.

Cuando nos fundimos con nuestro Ángel Solar Dorado, se nos proporciona la llave que da acceso a lo ilimitado. Es como jugar a las cartas sólo con una décima parte del mazo. ¿No sería mucho más fácil y divertido utilizar todas las cartas? En la línea de su famoso best-seller Coómo invocar tu ángel celestialL, Solara explica detalladamente en este libro los Doce Pasos para unirte a tu Ángel Dorado.

Escucha, hombre del mundo actual. Escucha como el gorrión que espera atento la llamada de su pareja en la brisa. Te hablamos durante el sueño, en fragmentos de canciones oídas al pasar, te hablamos por boca de los niños y en las páginas de este libro. Pero, sobre todo, te hablamos desde el centro más profundo de tu ser. Escúchanos y recuerda lo que eres.

Venimos a la conciencia humana en un tiempo de nueva creación y os traemos el mensaje que necesitáis para comprender la condición cambiante de esta época. Venimos para unirnos, para fundirnos con vosotros, para ayudar al género humano a convertirse en la guía central del nuevo ser.

Nuestra labor consiste en ayudar a la humanidad a liberarse del antifaz que, durante toda la historia, ha deformado su percepción. Lo que veis está determinado por vuestros sentimientos. Vuestra percepción cabalga sobre el corazón, igual que una canoa cabalga sobre las olas. Cuando vuestro corazón siente miedo, en cualquiera de sus turbulentas formas vuestro entendimiento se vuelve confuso y percibís a través de las engañosas ondas de la ilusión.

Sin embargo, cuando vuestro corazón ama, entonces comprendéis, pues estáis compartiendo la visión divina, el modo de pericibir de Dios.

Los ángeles como mensajeros

El hombre jamás percibe la realidad completamente, su mundo sensorial es tan limitado como su mundo perceptivo. Nuestro intelecto puede intuir la existencia de lo incorpóreo o espiritual, puede ver entre tinieblas con los ojos de la intuición, de la razón y de la voluntad del que ve, y primordialmente de quien es visto o mejor aun, desea ser visto. La materia no existe, existe lo que subyace, o sea la sustancia o esencia de las cosas. Los ángeles están formados por una sustancia intermedia entre el hombre y Dios. Si Dios es pensamiento de pensamiento, el ángel es pensamiento de Dios y de sí.