Popularmente, el término reumatismo se suele aplicar a aquellas enfermedades cuyo asiento son los tejidos blandos no articulares, y la artritis se refiere a las nfermedades que afectan a las articulaciones. La confusión nace por seguir empleando la definición de reúma de un modo muy generalizado, sin tener en cuenta que la gama de patologías es muy amplia.
Por otra parte, existe la idea de que el tratamiento de estas dolencias es sumamente difícil, aunque afortunadamente sucede lo contrario, ya que, como se verá en este libro, existen soluciones naturales para el tratamiento de estos padecimientos.
La función de esta obra es ofrecer una esperanza de curación, o al menos de mejoría, sea cual sea la edad del paciente o tipo de enfermedad, utilizando como ayuda al tratamiento habitual una serie de productos naturales, consejos dietéticos y normas de salud que le permitirán luchar contra el reumatismo de un modo mucho más efectivo.

Cistitis significa “inflamación de la vejiga” y se corresponde con la necesidad urgente y frecuente de orinar, acompañada por dolor o escozor. Generalmente es el resultado de una infección en la vejiga, pero también puede ser causada por irritación o daño.

Se trata de una enfermedad más común en las mujeres y tan frecuente es la enfermedad, que la mayoría de ellas la han padecido al menos una vez en su vida, y en ocasiones de forma frecuente.

 La incontinencia urinaria, aunque no se trata de una enfermedad grave, afecta intensamente a la relación social e incluso a la vida laboral del afectado, al no permitirle tener de un control total de su orina.
 Aunque ambas enfermedades, la cistitis y la incontinencia, afectan a la vejiga urinaria e incluso comparten algunos de sus síntomas, deben ser tratadas de modo individual, y para ello las alternativas de la Medicina natural son muy eficaces.

Nos encontramos con una enfermedad contagiosa, no siempre percibida, y que puede permanecer latente toda la vida. Estigmatizada por quienes la consideran una consecuencia de la promiscuidad, lo cierto es que ni siquiera sabemos cómo se inició, ni cómo fue posible que un virus haya sido capaz de sobrevivir tantos siglos. La medicina convencional reconoce su fracaso para erradicarla, pero indudablemente proporciona un gran alivio en los síntomas, hasta el punto en que la persona afectada se olvida con frecuencia de su enfermedad. La medicina natural, además, intenta erradicarla empleando remedios que, en principio, parecen demasiado simples como para que sean efectivos, pero que con el tiempo consiguen los mismos resultados, pero sin efectos secundarios. Como es habitual, al lector se le ofrecen ambas alternativas.