El mundo onírico está lleno de simbolismo: a veces refleja como un espejo nuestros deseos insatisfechos y nuestros anhelos, en otras ocasiones los sueños se convierten en mensajes de nuestro subconsciente, que nos alertan o nos advierten sobre detalles que no percibimos en la vigilia. También pueden convertirse en catalizadores de una vivencia extrema que marca nuestra existencia y mantenemos oculta.

«Las personas que habitan mis sueños comparten una fuerza vital conmigo, la vida creativa de lo que llamo el genio del sueño». Así se expresa Robert Bosnak en La práctica del soñar, una aventura apasionante por el mundo de los sueños a través de sus experiencias personales en este terreno abrupto y misterioso y, en ocasiones, tan infravalorado. Porque gracias a los sueños podemos comprender mejor nuestras reacciones ante las emociones fuera de la conciencia: la respuesta está en nuestro inconsciente.

Los sueños son, nada más y nada menos, que pistas a indagar en un desierto salvaje por donde explorar su narrativa. Se trata de recordar y apuntar toda esa creatividad que yace en lo más profundo de nuestro ser para ir configurando un universo secretamente escondido creado por el «genio» del soñar. De esta manera, descubriremos el mapa de nuestros propios sueños para confrontarlos con la realidad y valorarla en la justa medida. El soñar nos depara muchas y variadas sorpresas…

Robert Bosnak nos enseña a penetrar en nuestro mundo onírico y a trabajar con nuestros sueños y con los de los demás.