Según la American Digestive Disease Society se calcula que unos 30 millones de personas tienen una hernia hiatal, siendo más frecuente en mujeres que en hombres y aunque afecta a personas de todas las edades, es más frecuente en personas mayores de 50 años y muy probable en las personas mayores de 65 años. A la hernia hiatal se le ha llamado el “gran imitador” porque se parece a muchas enfermedades y una persona con este problema puede tener dolores en el pecho similares a un ataque al corazón. También puede pensar que tiene acidez estomacal por la frecuencia en que vomita después de comer, o que su estómago está tan mal que tiene una úlcera, y esto es sólo una muestra de los síntomas que pueden ocurrir de este trastorno. No obstante, no se trata de una enfermedad grave y su resolución es frecuentemente sencilla, sea por métodos quirúrgicos tradicionales, o mediante las alternativas que proporciona la medicina natural. Ambas están descritas en este libro y será el paciente quien tome la decisión.

El dolor de espalda es un tormento que, a menudo, se trata infructuosamente con el uso de analgésicos durante períodos prolongados o con intervenciones quirúrgicas riesgosas que rara vez aseguran una recuperación definitiva. De hecho, su causa real radica en una tensión muscular excesiva, así como en el acortamiento y agotamiento de las fascias - el tejido conectivo fibroso que une los músculos con otras estructuras -, y las consecuencias son una carga desequilibrada en la columna que causa grande dolor. Ahora puedes cambiar y dejar atrás el sufrimiento.

La solución propuesta por los autores es una revolucionaria terapia del dolor con la que se puede eliminar la causa real del dolor de espalda. Al relajar los músculos y flexibilizar las fascias, detendrás los procesos de desgaste en las articulaciones vertebrales. El texto se completa con la propuesta de ejercicios en diferentes variantes que puedes ver en vídeo y la descripción del autotratamiento de osteopresión en puntos específicos.

Resulta desconcertante, en ocasiones deprimente y con frecuencia irritante, intentar recordar un dato que no llega al presente; pero cuando ese problema es frecuente puede llegar a ser grave.

 Si tenemos dificultad en saber, justo en ese momento, cuál es nuestro destino, es posible que el pánico nos invada y terminemos aturdidos tratando de buscar en el fondo de nuestro cerebro la información que hace poco allí estaba. Con el tiempo ese trastorno nos hará perder amigos, tendremos dificultad para efectuar nuestro trabajo, y hasta la familia dejará de delegar en nosotros responsabilidades esenciales. Sin embargo y salvo patologías cerebrales muy concretas que luego veremos, siempre existe la posibilidad de recuperar todo dato que antes haya sido guardado.