Secretos compartidos con el bebé por nacer
 Un viaje al mundo de los sentimientos que desbordan a la mujer embarazada y que, muy pocas veces, comparte con el mundo a través de cartas que se intercambian la propia madre y el hijo que lleva en su vientre. En ellas también se descubren los sentimientos del bebé incluso antes de nacer. A veces son emociones dolorosas, pero son las que son. Y a ellas se suman los miedos, los sueños, las ilusiones, el dolor… de ambos. Gran parte de este torrente de sentimientos son comunes a todas las mujeres en estado, y la mayoría no hablamos de ellas. Y otra gran parte son emociones que intuimos en nuestros bebés y que no podemos explicar.
 Detrás de este ejercicio de sinceridad y confidencia entre madre e hijo, se esconde una historia personal y una visión de la vida que trasciende el momento de la maternidad.

Entender la vida como una producción deseante en lugar de cómo una resignada carencia (Deleuze y Guattari, 1972) es la clave para imaginarse una civilización no patriarcal: puesto que la carencia y la necesidad llevan a la competencia y a la propiedad; y el deseo, a la búsqueda del bienestar y al apoyo mutuo.

La conversión del deseo en carencia es también la clave para organizar la servidumbre voluntaria (E. de la Boëtie, 1550); en efecto, al impedir sus deseos, la criatura entra en la espiral de la carencia y del miedo a carecer, en donde las relaciones de tú a tú entre los amantes se transmutan en relaciones de sumisión/autoridad (A. Moreno, 1989). El estado de carencia está, casi inevitablemente, seguido del estado de sumisión.

Por eso se mata a la madre entrañable cuyo propio deseo sacia y alienta los deseos de las criaturas. Y se mantiene oculto este crimen para que no se sepa lo que había antes de la devastación: la verdadera condición de la criatura humana, con una enorme carga libidinal en armoniosa interpenetración con la madre, sin rastro de tanatismos ni de narcisismos ni de edipos innatos.

Por eso se ha dicho (V. Sau, 1992) que El Crimen de la Madre es el Secreto de la Humanidad. Y cuentan las autoras de este libro, que cuando lo descubrieron y descubrieron a la madre entrañable, se encontraron con la otra parte del Secreto, escondido precisamente en las entrañas maternas: que el Paraíso existe, que la ciencia el bien y del mal es accesible, y que los deseos de las criaturas se pueden saciar.

El primer libro que trata el desgaste postnatal, un tipo de trastorno de espectro amplio que afecta a muchas mujeres tras haberse convertido en madres. Los síntomas de este trastorno pueden prolongarse hasta una década después de haber dado a luz. El doctor Oscar Serrallach presenta una completa guía para superar este síndrome y recuperar la salud y la vitalidad. Estrés, fatiga, dificultades de concentración, pérdida de memoria, falta de autoconfianza, cambios de humor, sensación de aislamiento, ansiedad, somnolencia Todas las madres conocen los síntomas. Las consecuencias físicas y psicológicas de la maternidad aparecen después del parto y en ocasiones se prolongan hasta una década después de dar a luz. En este libro necesario y urgente, el doctor Oscar Serrallach acuña el término «síndrome del desgaste postnatal» para definir clínicamente, por primera vez, la pérdida de nutrientes, el desequilibrio hormonal, la falta de sueño y el estrés emocional que acompañan a la maternidad, una condición que las mujeres sufren durante años sin que nadie les proporcione los tratamientos que necesitan. Esta obra ofrece protocolos, recursos y consejos médicos para devolver a la madre la salud y la energía, incluidas estrategias relativas a dieta, sueño, movimiento y consciencia para que puedan disfrutar de la maternidad en plena forma.

Oscar Serrallach es doctor en medicina funcional, especializado en medicina femenina y bienestar postnatal. Su propia experiencia familiar le llevó a considerar la medicina funcional a través del prisma del embarazo, el puerperio y el periodo postnatal, un enfoque que ha venido desarrollando en el tratamiento de numerosas pacientes. Desde 2010, se dedica fundamentalmente a la condición que ha identificado como síndrome de agotamiento postnatal. Vive en Australia con su pareja y sus tres hijos.