Este libro quisiera demostrar a la gente que la magia está al alcance de todos, como la naturaleza. La magia está a nuestro alrededor, en las piedras, las flores, las estrellas, el viento del amanecer y las nubes del ocaso; todo lo que necesitamos es abrirnos para ver y entender. Para convertirnos en magos no necesitamos ingresar en fraternidades secretas de pomposos nombres, hacer juramentos terribles o pagar cuotas. Muy pocas fraternidades son auténticamente antiguas y son menos aún las que tienen auténticos secretos que impartir. Tampoco necesitaremos comprar ese montón de costosas parafernalia, como espadas ceremoniales, varitas mágicas y todo lo que se anuncia en venta. Además, este libro tratará de ser esencialmente práctico, como siempre lo han sido los magos y las brujas desde los días del antiguo Egipto e incluso antes. La magia está para ayudar a la gente, incluido usted mismo. La mojigata idea de que la magia no se debe utilizar a favor de uno mismo, sino sólo para ayudar a los demás es pura palabrería moderna. Si se estudia la historia de la magia y la vida de magos más conocidos se descubrirá que es así. La religión de los egipcios, llena de espiritualidad, estaba indisolublemente unida a la magia, como ha demostrado el gran egiptólogo Wallis Budge en su libro Egyptian Magic. Mucha gente opina que el ocultismo, la brujería y la magia son peligrosos. Y lo son, como lo es cruzar una carretera, pero no llegaremos muy lejos si nos dejamos vencer por el miedo. Podemos escoger entre lanzarnos de modo temerario o utilizar nuestro sentido común y hacerlo con cuidado: lo mismo ocurre con la magia. También suele decirse que la magia puede usarse tanto para hacer el bien como el mal. Y desde luego que es así, como la electricidad, la energía atómica, el poder de la televisión, de la prensa y, en realidad, cualquier tipo de poder. Por eso, en este libro se excluye todo lo que es realmente dañino, y cuando hay que hacer alguna cautela, así se indica. La intención consiste en presentar un tratado al alcance de todos que hable de los tipos de magia más sencillos, como los que practicaron durante siglos las viejas sabias de las aldeas, o brujas blancas.

¡Cualquiera puede ser una bruja! Perfecta o no, ¿qué importa en realidad? Hoy día, ser una bruja significa tener una perspectiva diferente de la vida. Implica comprender el poder de la naturaleza y usarlo para fines personales. Por encima de todo, significa emprender un camino para descubrir nuestra propia fuerza y singularidad. Desde los sucesos más privados, personales y cotidianos a los más públicos, sociales y comunes, todo momento es adecuado para dejar atrás la vía de la normalidad y embarcarse en un viaje mágico.