Rafael Conca nos habla en este libro sobre la inmortalidad del alma, que en su proceso evolutivo se manifiesta en la tierra a través del “vehículo” que forman nuestros cuatro cuerpos: físico, etérico, emocional y mental.

El autor se apoya en textos que consideramos autoridad en la materia, y que Rafael estudió y trabajó durante años, primero en su dimensión teórica, luego en la práctica (que es la que importa); pero más allá de ello, se apoya en su propia intuición, entendida intuición como el sexto sentido que ya no se genera desde el vehículo terreno, sino que llega desde el alma. Cuenta para ello Rafael también con la ventaja de su experiencia cercana a la muerte (ECM), ocurrida en 1936, y que también recogemos en las dos entrevistas incluidas en este volumen, que datan de abril de 2006 y de marzo de 2012 cuando Rafael contaba 89 y 95 años, respectivamente.

¿Qué ven y oyen las personas antes de morir?

En sus últimos días, miles de personas afirman haber podido hablar con ángeles y familiares difuntos, e incluso habérseles permitido hacer una breve incursión en el cielo que les espera.

El médico especialista en cuidados paliativos John Lerma ha seleccionado los testimonios más fascinantes de entre los miles de pacientes que han compartido sus experiencias con él. A priori no pensaríamos que un asesino ni un oficial nazi fuesen a ser recibidos en el cielo con los brazos abiertos, pero sus testimonios nos dejan entrever  que lo que aquí consideramos pecados, allí son vistos como lecciones de nuestro aprendizaje.

Ojalá este libro sirva para que todos dejemos de tener miedo a la muerte de una vez por todas.   

En esta historia, Tew Bunnag nos habla de esa extraña y maravillosa energía que sienten los que conviven con la muerte, y que es sólo comparable a la sentimos ante un nacimiento. De este modo, Bunnag nos enseña que solamente abrazando el dolor de la pérdida ahuyentamos las sobras y podemos empezar a vivir de forma plena y feliz.

Tew Bunnag (Bangkok, 1947) alterna su tiempo entre Catalunya y Tailandia, donde trabaja activamente en su fundación, dedicada a cuidar y acoger enfermos en fase terminal, personas con SIDA y niños de los arrabales de Bangkok. Vivió intensamente el trágico tsunami que arrasó su país en 2004.

El tiempo del loto nos ofrece un relato generoso y emotivo que, gracias a su mirada oriental, nos ayuda a comprender el tiempo de la muerte, del duelo por los seres queridos. En palabras del autor, «ha sido un honor poder acompañar a estos niños en su muerte, porque me ha ayudado a ensanchar el corazón».

«EL ANCHO DE UNA VIDA ES MUCHO MÁS IMPORTANTE QUE SU LARGARIA».