La repercusión del descubrimiento de Quirón ha sido muy grande entre los astrólogos. A pesar de que, ya en 1936, Dane Rudhyar había hablado de la existencia de este pequeño planeta, Quirón no fue descubierto hasta 1977 por el astrónomo Charles Kowal. Su excentricidad (mayor que la de Plutón), su inclinación respecto a la eclíptica y su pequeño tamaño hacen que, hoy por hoy, seaifícil de determinar qué efectos puede producir Quirón en un horóscopo. Con todo, en este libro, que se publicó por primera vez en el año 1989, se nos ofrece una interpretación de este planeta por signo y por casas, así como una explicación de sus aspectos con los demás planetas.

Se puede afirmar que hay tantas astrologías como astrólogos. A efectos de comprender y mejorar la interpretación astrológica, debemos ver que la propia configuración astrológica del astrólogo refleja inequívocamente el foco al que orienta su atención, lo que selectivamente percibe y el estilo de la lectura. Júpiter como planeta que «ve» y busca el «sentido» de las cosas, y la Luna, que simboliza las necesidades básicas y las respuestas emocionales, representan el lente a través de la cual se realiza esta percepción. Jung asoció un modo diferente de percepción para cada elemento astrológico: 
Fuego, Tierra, Aire y Agua. Combinados con los tres ritmos: Cardinal, Fijo y Mutable, se descubren 16 estilos básicos de percepción y lectura astrológica, cada uno de los cuales puede asociarse a un arquetipo. Por su parte, cada modalidad puede manifestar determinados «vicios» o distorsiones en la interpretación o en la relación astrólogo-consultante.

En este libro, Adriana Wortman presenta su investigación sobre los diferentes modelos de lectura, los arquetipos, los riesgos que cada estilo presenta, así como una serie de sugerencias que servirán tanto al estudiante como al profesional de la Astrología para descubrir sus dones naturales y patrones automáticos, refinarse y desarrollar un trabajo más consciente y constructivo.