Cuando muchos años atrás comencé a dibujar y pintar mandalas, imaginé que sería por poco tiempo? y no ha sido así, ya que cada día encuentro algo que me resulta fascinante para seguir dibujándolos, pintándolos y disfrutándolos. Aprendí a mirarlos y a mirarme en ellos como si fuesen espejos de mi propia alma. Me acompañan en mis alegrías y en mis desafíos. Acudo a pintarlos cuando quiero descansar o relajarme. Son compañeros en mi camino. La palabra "mandala" proviene de India, pero estos diseños aparecen en todas las culturas del mundo. Podemos llamarlos de distintas maneras: "diseños concéntricos", "arte circular", pero todos cumplen con algunas características comunes: un centro y varias formas que se repiten alrededor de él. Nos ayudan a calmarnos, a respirar más lento, a sanar el corazón. Nuestra mente se va aquietando y, poco a poco, mientras nos "sumergimos" en el color volvemos a ser niños buscando nuevas pinturas, desplegando nuestro poder de juego y creatividad. Hoy quiero entregarles estos nuevos diseños para endulzar el corazón, para iluminar nuestro ser, para dejar volar la imaginación y meditar en nuestra verdadera naturaleza. Que todas las bendiciones y el color pueblen nuestros días.

El trabajo con mandalas nos ayuda a conocernos, a concentrarnos, a observar qué nos sucede cuando cambian nuestros planes. Nos ayuda para tener flexibilidad de emociones, pensamiento y acción. Y nos permite desarrollar valiosas cualidades.

«Cada mujer lleva en ella una promesa de reconciliación con su feminidad. Cuando consigue honrar su propia naturaleza, encuentra su parte sagrada y es capaz de comprender el sentido profundo de ésta».

La feminidad es un estado profundo de receptividad, sensualidad, gozo, fuerza interior y alegría; un lugar de regeneración de la psique y de embellecimiento del ser; un terreno que clama ser nutrido en profundidad para poder ofrecer al mundo sus mejores frutos.

Déjate impregnar por el sentido de las frases de Monique Grande, mientras coloreas tu mandala y expresa tu nueva feminidad convirtiéndote en actriz de tu propia meditación.