El Cuerpo Etérico
El Cuerpo Etérico
- EAN: 36814
- ISBN: 36814
- Editorial: Ediciones Dhanishtha
- Año de la edición: 1997
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 90 X 125 mm.
- Páginas: 140
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El catecismo buddhista
Henry Steel Olcott, Presidente-Fundador de la Sociedad Teosófica desde 1875 a 1907. Amigo íntimo de Mark Twain y de otros famosos escritores. Dio conferencias y viajó recorriendo miles de kilómetros cada año por tierra y por mar. Fue miembro honorario de muchos clubs famosos y sociedades cultas. Recibió la bendición oficial del Papa Pio IX; fue bendecido por los Altos Sacerdotes Budistas de Ceylan, Burma, Siam y el Japón, por su trabajo por el budismo (tomó a Pancha Sheela como budista en 1880) y fue adoptado en la casta de los Brahmanes por sus notable servicios al hinduismo.
dto.
Primitivas Enseñanzas de los Maestros
En 1881 ingresaron en la Sociedad Teosófica dos ingleses muy inteligentes que a la sazón residían en la India. Eran Alfred Percy Sinnet, director de The PIoneer, y Allen Octavian Hume, que desempeñaba un cargo muy elevado en el servicio del Gobierno Británico. En su obra El Mundo oculto el señor Sinnet explica cómo contrajo amistad con la señora H.P. Blavatsky. Leyendo las cartas de “H.P.B.” y el dietario del coronel Olcott correspondientes a dicho período se tendrá una clara idea de las relaciones entre ella y esos dos investigadores teosóficos.
La instrucción dada por algunos Maestros de Sabiduría a A.P. Sinnet y A.O. Hume llegó en forma de respuestas a preguntas que éstos formularon. Los investigadores anotaban por escrito las preguntas y después las entregaban o las remitían a H.P.B. quien unas veces con ellos y otras ausente, residían según su conveniencia en Allahabad, Simla o Bombay.
En las cartas originales recibidas de los Maestros se basó el señor Sinnet para escribir El Buddhismo Esotérico.
Cuando los señores Sinnet y Hume recibían las cartas, se enviaba copia de ellas, por orden del Maestro K.H. a H.P.B. y a Damodar Mavalankar. A veces se mandaban extractos a C.C. Massey, de Londres, y a otros.
Los más antiguos y fieles teósofos de los que se reunían con el señor Sinnet, adquirieron copias de dichas cartas, unas íntegras y otras extractadas. Una copia cayó en poder de C.W. Leadbeater y yo recuerdo haberla visto de niño.
En 1922 estuve en Australia y adquirí una copia del manuscrito de este libro del Obispo Leadbeater.
Me lo llevé a Adyar y ya estaba compuesto en la imprenta, cuando acerté a preguntarle a la señorita Francisca Arundale si tenía alguna copia de estas enseñanzas primitivas. En respuesta me entregó tres manuscritos que, con viva alegría por mi parte, vi que eran mucho más nutridos que el del obispo Leadbeater.
He transcrito todo cuanto consta en unos y otros, ordenando lo mejor que pude y tan coherentemente como me fue posible estas primitivas enseñanzas.
dto.
Por las puertas de oro : la luz que ilumina toda la vida, el pasado, el presente y el futuro
Por las Puertas de Oro se nos permite entrar al Santuario de la Naturaleza del Hombre. Al lugar de donde su vida-poder procede; y en donde el ser humano es sacerdote del Santuario de la Vida.
Es necesario mucho tiempo y gran concentración del pensamiento para poderse lanzar en dirección de la región desconocida de la naturaleza humana, con el objeto de que las puertas puedan abrirse y ser sus gloriosas perspectivas exploradas.
Cuando el hombre fuerte ha cruzado el umbral de las Puertas de Oro, ya no se dice nada más a los que al otro lado permanecen, y hasta las palabras que pronuncia, cuando todavía no ha pasado, están llenas de misterio. Únicamente los que sigan sus pasos podrán ver brillar su Luz.
dto.
Isis sin velo III : la clave de los misterios de la ciencia y teología, antiguas y modernas
Hoy en esta obra pasajes enteros de inmarcesible frescura y perpetua actualidad que entrañan copiosas enseñanzas, igualmente valederas para el teósofo convencido que para el principiante ávido de conocimientos sobre que fundamentar sus orientaciones mentales.
El Isis sin Velo es el reiterado cotejo de la ciencia antigua con las especulaciones modernas para demostrar, según demuestra cada día más incontrovertiblemente el progreso de los tiempos, que toda teoría, toda hipótesis, toda novedad atribuida a los modernos tuvo su precedente invención entre los antiguos
dto.