Más allá de los medicamentos farmacéuticos, existen muchas otras opciones para reforzar nuestro sistema inmunitario de forma natural. La primera, y más evidente, es la alimentación, preferiblemente siguiendo una dieta vegetariana o plant based, o eligiendo alimentos prebióticos y probióticos. Pero hay muchas más: el ayuno intermitente (o la restricción calórica), la práctica de yoga u otras actividades que pongan al cuerpo en movimiento, la relajación o también un buen cuidado del sueño. Las prácticas potenciadoras de nuestras defensas son muy amplias y diversas. Descúbrelas todas y cómo llevarlas a cabo de la mano de uno de los mejores especialistas del país. «Os animamos a seguir un estilo de vida que abre la vía hacia la verdadera inmunidad natural y el auténtico fortalecimiento de las defensas del organismo. El premio está garantizado: buena salud y bienestar, y el camino despejado para disfrutar de una vida larga y tranquila en plenitud.» Jaume Rosselló

"Sigue los consejos de un naturópata de referencia a nivel mundial: descubre cómo restablecer el equilibrio ácido/ básico indispensable para la salud y adopta una alimentación alcalina, equilibrada y sabrosa. La alimentación moderna acidifica el organismo. A ello se añade la fuerte producción de ácidos de nuestro organismo debida al estrés, la falta de sueño, la ingesta de excitantes, el sedentarismo, etc. Para recuperar el equilibrio ácido/básico, signo de salud y de vitalidad, opta por una alimentación alcalina que desacidifique el cuerpo al tiempo que resulta placentera. Consejos para comprender el impacto del equilibrio ácido/básico en la salud. Grandes principios de la alimentación alcalina y lista de alimentos ácidos, acidificantes y alcalinizantes. 68 recetas de platos dulces y salados para regocijo de las papilas gustativas."

En los últimos años, diversos estudios científicos realizados por universidades anglosajonas han revelado que los nutrientes de ciertos alimentos pueden ser de gran ayuda a la hora de combatir el estrés y la depresión, así como el cansancio, la desgana y la pérdida de la autoestima, que son más habituales de lo que podríamos pensar.

A buen seguro conoce a alguien que, en algún momento, los ha padecido e, incluso, se haya sometido a algún tratamiento farmacológico o acudido a la consulta de un psicólogo en busca de asesoramiento. Sin embargo, pese a la eficacia de las terapias convencionales, es preciso afrontar un cambio radical en nuestro modo de vida, y la alimentación es el primer aspecto que debemos tener en cuenta.