Hay siete corrientes curativas del alma. Ellas están para servirle en el caso de que pudieran desarrollarse dificultades físicas al recorres su camino, con independencia de si esas dificultades resultasen de las tensiones de la desarmonía o fueses causadas pro otros factores. La actividad de las corrientes curativas gnósticas es posible cuando existe un punto de enlaces con la personalidad del alumno, esto es, cuando se dispones de una rosa del corazón activa.
Catharose de Petri es el nombre espiritual de Hennie Stok-Hulzer (1902-1990), cofundadora, junto con J. van Rickenborgh (Jan Leene, 1896-1968), del Lectorium Rosicrucianum, la Escuela Internacional de la Rosacruz Áurea.
Ambos se distanciaron de la imagen del cristianismo histórico superficial, armonizando su enseñanza y su escuela con la energía universal del Cristo, que impregna e ilumina todo y todos, Actualmente, la Escuela Espiritual de la Rosacruz Áurea está activa en el mundo, con más de 200 sedes en 42 paises.

El velo que cubre los misterios de la Orden Secreta de los Maestros e Iniciados de la Venerable Orden Rosacruz, se abre totalmente para instruir a los buscadores de la sabiduría, en torno al misterioso sendero que conduce al caminante hasta el ara de la verdad y la vida.
 OM YEOWAMS OM con esta su obra destruye al coloso de los pies de barro,  incendia las trasnochadas creencias pseudo iniciáticas del esoterismo, que llenas de inmundicia, mentiras y dinero, sólo extraviaron en la demencia intelectual a quienes osaron encontrar la verdad en el  laberinto de las teorías.
  La Orden Rosa Cruz, el Orden de Melquisedec es una obra de Fuego y Luz; No sólo es la antorcha mágica de Diógenes con la cual se busca al Maestro, sino, es también expresión viva del Maestro que busca al discípulo para levantarlo del lodazal y elevarlo hasta la cima de la sabiduría solar.
Un libro único de praxis ocultista, de ética trascendental y de revolución consciencial.

iEI Amor, la Riqueza, el Poder, y la Fama! Esos son los cuatro grandes motivos de toda acción humana. El deseo de uno o más de ellos es el motivo por el cual el hombre hace algo o deja de hacerlo.
Los grandes Guías de la Humanidad han obrado sabiamente dándole tales incentivos para la acción, para que pudiera obtener experiencias y aprender mediante ellas. Son necesarios, y el aspirante puede continuar usándolos seguramente como motivos para la acción, pero debe transmutarlos en algo superior. Debe saber sobrepasar con nobles aspiraciones ese amor egoísta que busca la posesión de otro cuerpo, así como todos los deseos de riqueza, poder y fama por mezquinas razones personales.