Es ésta una de las obras más significativas del V.M. Samael Aun Weor, tanto por su magnífica descripción de los fenómenos del amor y la sexualidad, como por su invaluable aportación al conocimiento de las profundidades de la psiquis y sus aspectos paranormales.
Desvela aquí las enseñanzas taoístas y budistas sobre el tema, simplificando su comprensión al entregárnoslas digeridas y en un lenguaje pragmático y sencillo, característico de su estilo.
Tenemos la seguridad de que el poderoso Verbo del VM. Samael Aun Weor, no sólo ilustrará y enseñará a través de esta obra, sino que impactará lo más profundo de nuestras conciencias y despertará en nosotros el ánimo de autoconocernos y autorrealizarnos.Las antiquísimas claves, tanto orientales como occidentales, para lograr la auto realización, las consigna el Maestro en esta obra, que se inicia y bien puede sintetizarse con las palabras de Hermes Trismegisto: "Te doy amor en el cual está contenido todo el summum de la Sabiduría"

"En este libro hacemos votos sinceros porque muchos discípulos, que hasta ahora no han hecho sino teorizar, encuentren la clave, la llave que les permita abrir el Arca de la Ciencia.
Con profundo dolor hemos vistos muchos hermanos sedientos e luz buscar en todas las bibliotecas, escudriñar, leer inmensos volúmenes sin encontrar la clave de la Iniciación.
En este libro hemos procurado ser esencialmente prácticos. Por eso hemos dado la clave a fin de que todos los sedientos puedan calmar su sed.
Hemos proporcionado el pan de la sabiduría para que todos los que tienen hambre puedan fácilmente nutrirse de ese pan."

...¡Qué no me sea, pues, mi Corazón "ib" arrebatado!
¡Qué no sufra cambio alguno mi Corazón "hati"!
¡Qué contra mi persona no sea efectuada violencia alguna!
Pues yo vivo en el el Cuerpo de Keb, mi Padre
y en el de ¡Mi Madre Divina!, Nut.
Y Pueda ¡una Victoria coronar ésta prueba!,
no habiendo cometido acción que los dioses abominen.



CAPÍTULO XXIX
"Para que no le sea arrebatado el corazón al difunto"
DEL LIBRO DE LOS MUERTOS EGIPCIO.

La vida, en sí misma, no tiene sentido:Crecer, sufrir, gozar, reproducirse, envejecer, enfermar, morir... Solo el velo del sueño de la conciencia le permite al hombre máquina seguir este biorritmo fatal; el sueño de la conciencia es el narcótico tranquilizante del animal intelectual equivocadamente llamado hombre. El hombre que comienza a despertar, ya no puede vivir como los dormidos; comprende las causas que lo esclavizan a la Rueda del Samsara, y emprende la más heroica de todas las batallas:

La Gran Rebelión.