Los dos árboles del paraíso
Los dos árboles del paraíso
- EAN: 9788412328608
- ISBN: 9788412328608
- Editorial: Ediciones Providencia
- Año de la edición: 2021
- Encuadernación:
- Medidas: 0 X 0 mm.
- Páginas: 0
(0 Comentarios)
Comenta y valora este libro
En stock. Envío inmediato.
Descripción
«Desde hace miles de años los humanos han intentado comprender el origen del mundo, así como la aparición del mal (y su consecuencia, el sufrimiento) en este mundo. A menudo lo han presentado en forma de mitos, por lo que en los libros sagrados de todas las religiones se encuentran relatos simbólicos que hay que saber interpretar. La tradición cristiana utiliza el relato de Moisés, en el Génesis, en el que se dice que en el sexto día de la Creación, Dios hizo al hombre y a la mujer y los puso en el jardín del Edén, entre todas las especies de animales y plantas. Moisés sólo nombra dos árboles de este jardín: el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, del que Dios prohibió comer sus frutos a Adán y Eva...
«El Árbol de la Vida representa la unidad de la vida, en la que la polarización aún no se manifiesta, es decir donde no hay ni bien ni mal, una región por encima del bien y del mal. Mientras que el otro Árbol representa el mundo de la polarización, en el que es obligado conocer la alternancia de los días y de las noches, de la alegría y de la pena, etc... Estos dos árboles son pues regiones del universo, o bien estados de conciencia, y no simples vegetales. Y que Dios dijera a Adán y Eva que no comieran del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal significa que aún no debían penetrar en la región de la polarización... »
Otros libros de Aïvanhov
La armonía
"Existe un mundo de la armonía, un mundo eterno de donde ha salido la multiplicidad infinita de formas, de colores, de sonidos, de perfumes, de sabores…
Aquel que consigue acercarse a este mundo saborea sensaciones de una tal riqueza, de una tal intensidad que ya no desea nada más. Es algo indescriptible, casi imposible de soportar. Al contacto con esta armonía, comprende cómo vive el universo, cómo vibra, cuál es su estructura, cuál es su predestinación. Os imagináis que, para descubrir los secretos de la creación, es preciso buscar, estudiar, leer. No, para conocer el universo es necesario aprender a vibrar al unísono con él, gracias a los órganos del conocimiento espiritual: el plexo solar, el centro Hara, el aura… Todo el poder del espiritualista está en su voluntad de ponerse en armonía con el cuerpo universal, de alcanzar la cima y vivir la vida cósmica."
dto.
Las semillas de la felicidad
"La felicidad es como una pelota tras la que se corre, pero que en el momento de atraparla se le da un puntapié... ¡para después seguir corriendo tras ella! En esta carrera, uno se siente estimulado; y es en esta búsqueda, en este impulso por alcanzar el objetivo, donde se encuentra la felicidad.
No hay duda de que cuando alcanzamos lo que deseamos somos momentaneamente felices, pero inmediatamente después sentimos un vacío, buscamos aún más y nunca se está satisfecho. Por esto, ¿qué hay que hacer? Hay que lanzarse a la búsqueda de todo aquello que está aún más allá y es más irrealizable: la perfección, la inmensidad, la eternidad. Y por este camino encontraréis todo lo demás; el conocimiento, la riqueza, el poder, el amor... Sí, los tendréis sin ni siquiera pedirlos. "
dto.
Los poderes de la vida
Los humanos buscan los poderes, la riqueza, los conocimientos, el amor. Pues no, es la vida lo que deben buscar? Diréis: Pero ¿por qué buscar la vida? La tenemos. Lo que debemos buscar es lo que no tenemos. Estáis vivos, es verdad, pero desde el mineral hasta Dios pasando por los vegetales, los animales, los hombres, los ángeles, la vida tiene grados. No es suficiente vivir, debemos preguntarnos cuál es la vida que vivimos. Todos los temas que abordéis, todas las actividades que emprendáis sólo os aportarán algo si habéis comprendido la realidad esencial: la vida. Sea lo que sea lo que tengáis que hacer en el transcurso de una jornada, procurad que vuestra disposición de espíritu sea tal que os permita sentir circular en vosotros la vida divina, y que a través vuestro vivifique también a todas las criaturas...
Cuando el hombre toma conciencia de que es el depositario de la vida divina, la Madre Naturaleza lo considera un ser inteligente, un verdadero hijo de la luz, y le abre sus puertas, le da vestidos de fiesta para que participe en sus festines y en sus misterios.
dto.