Tannisho
Palabras de Shinran sobre el Camino de la Tierra Pura recogidas por su discípulo Yuien.

Tannisho
Palabras de Shinran sobre el Camino de la Tierra Pura recogidas por su discípulo Yuien.
- EAN: 9788430120581
- ISBN: 9788430120581
- Editorial: Ediciones Sígueme, S.A.
- Año de la edición: 2020
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 135 X 210 mm.
- Páginas: 192
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Elementos de iconografía budista
Ananda Kentis Coomaraswamy nació en 1877 en Colombo, Ceilán, hijo de Sir Mutu Coomaraswamy, jurista de origen indio y de la señora Elisabeth Clay de origen inglés. Tras estudiar en el célebre colegio Eton cursó estudios en la universidad de Londres obteniendo el doctorado en 1904. Llamado por el Museum of Fine Arts de Boston (U.S.A.) se le confiará la dirección del Departamento de artes del Islam y de Oriente Medio, desarrollando desde entonces una intensa labor de investigación y publicación. Coomaraswamy es sin duda uno de los más importantes exponentes del pensamiento oriental tradicional, especialmente a partir de su estrecha correspondencia epistolar con René Guénon a partir de la década de los años 30.
La bibliografia de A K. Coomaraswamy es vastísima; más de un millar de títulos entre libros y artículos entre los que cabe citar: "Arte y Simbolismo Tradicional", "Artículos Selectos de Metafisica", "El Tiempo y la Eternidad", "El Vedanta y la Tradición Occidental", "Hinduismo y Budismo", "Sir Gawain y el Caballero Verde", "La verdadera filosofia del arte cristiano y oriental", "Los Vedas, Ensayos de Traducción y Exégesis", etc. Su extraordinaria erudición en los campos del arte y de las doctrinas tradicionales hacen de él una de las máximas autoridades.
Murió en Needham, Massachusetts, el 11 de septiembre de 1947 .
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Inmortalidad y reencarnación
¿Quién no ha soñado con la inmortalidad? La cuestión de qué le ocurre a la personalidad individual después de la muerte es fundamental para la experiencia humana. Contrariamente a la creencia occidental, que considera que el ser humano se compone de un cuerpo moral y un alma inmortal, muchos orientales creen tanto en la inmortalidad del cuerpo como en la del alma. Para los tibetanos, la muerte es solo el comienzo de un largo viaje hacia una nueva vida; el taoísmo lleva al hombre que anhela la inmortalidad a hacerla suya mediante la respiración y la meditación. Entre los hindúes, la sed de eternidad está asegurada por el ciclo de muertes y renacimientos.
Alexandra David-Neel vivió una de las vidas más fascinantes del siglo XX. Cuando murió a los 101 años, había escrito más de treinta libros sobre sus aventuras en Asia. Fue la primera mujer que entrevistó al decimotercer Dalái Lama y pasó mucho tiempo en el Tíbet, cuando todavía estaba cerrado a los extranjeros. En sus viajes, adquirió conocimientos sobre las creencias y las prácticas mágicas y secretas que caracterizan al budismo tibetano. En Inmortalidad y reencarnación, reúne estas enseñanzas en una obra magistral sobre el mundo del alma y de la vida eterna.
«Su mirada sobre el Tíbet en general y el budismo en particular está llena de poesía y perspicacia». LAWRENCE DURRELL
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El Evangelio del Buda
"Paul Carus, filósofo alemán experto en la tradición espiritual monista, acudió a las fuentes originales del budismo para dar a conocer está religión en Occidente. El valioso fruto de su compilación es la célebre obra titulada El Evangelio del Buda. Para Paul Carus, es un hecho muy revelador que dos religiones tan aparentemente distantes como el cristianismo y el budismo tengan coincidencias tan sorprendentes en su base filosófica, así como en las aplicaciones morales de su fe, mientras sus métodos para expresarlos en dogmas son radicalmente distintos; y es difícil comprender por qué esas coincidencias han provocado la animosidad en vez de acrecentar sentimientos de fraternidad y benevolencia.
En su tarea de búsqueda de la tradición unánime, el pensador Paul Carus cita a Max Müller, el célebre padre de la mitología comparada: «Si encuentro en ciertas obras budistas doctrinas idénticamente iguales al cristianismo, lejos de asustarme, eso me complace, pues seguramente la verdad no es menos cierta porque crean en ella la mayoría de los hombres».
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