La traducción del término japonés ikigai es “razón de ser”, pero su significado real es mucho más profundo. Podemos decir que es una filosofía en la que para alcanzar la felicidad solo hay que conseguir una cosa: encontrar un verdadero propósito en la vida. Sabremos que lo hemos encontrado si cumple los cuatro pilares: pasión, vocación, misión y profesión.

Este libro se ha escrito para poder ayudarte a llevar una vida más plena.
La mayoría de las personas que quieren cambiar o mejorar su vida fracasan por varias razones: por falta de compromiso hacia ellos, porque no saben lo que quieren, por una falta de conciencia, por miedo.
Lo que te ofrece este libro es desarrollar diariamente un método ordenado y fácil para que cambies todos los programas y memorias que están obsoletas, hacia programas fabricados desde el amor y desde una elección consciente.
Este libro va dirigido para todas las personas que quieren cambiar algo en su vida que les incomoda o les molesta, que quieren comprometerse y mejorar en su vida.
Vivimos tiempos en que a los mensajes de sabiduría y felicidad no se les da la importancia adecuada.
Nos hemos creído que lo que nos interesa es una realidad de con?icto y de miedo, de deuda y competitividad vivida desde una esclavitud conformada y cómoda, en nuestra pequeña cárcel pintada de color rosa. Todo antes de preguntarnos por las razones de nuestros comportamientos y de cómo poder mejorar nuestra vida. Sin embargo podemos acceder a toda esta enseñanza desde la humildad y la sencillez. Nos olvidamos que es nuestra naturaleza vivir con sabiduría y armonía, con sensibilidad, con percepción, con una plenitud de continuidad.
¿Quién nos ha enseñado a ser felices, a amarnos, a respetarnos, a tener comprensión, a aceptar y acep tarnos, a focalizar o pensar a favor, a saber que tenemos una inteligencia interna que podemos utilizar, a responsabilizarnos de nuestra vida, a desarrollar nuestro talento?
¿Sabes que todo esto se puede aprender?
El objetivo es la felicidad y la felicidad es disfrutar de lo que tienes sin renunciar a soñar con mucho más. La felicidad depende de lo que pensamos, de lo que sentimos, de nuestros hábitos, de nuestras acciones, de conocernos y sentir nuestra esencia. La felicidad no es un goce ni un instante, la felicidad no es alegría ni placer, la felicidad no son sucesos ni una persona, la felicidad es una actitud, es una manera de vivir, es entender que todo lo que te pasa en la vida tiene un sentido y puedes aprender de ello.
Es un libro práctico, claro y sencillo para aplicar día a día con muchas enseñanzas que podemos emplear en nuestra vida.

Si sueles ser autocrítico y dudas de ti mismo, o si te comparas con las personas que te rodean, ha llegado la hora de dar un paso atrás y volver a evaluar cómo tratarte. Este libro de ejercicios puede ayudarte a eliminar los pensamientos negativos, a apreciar tus propios puntos fuertes y a ser más amable contigo mismo. Esta segunda edición, totalmente revisada y actualizada, de El libro de ejercicios de autoestima te ayudará a verte de verdad y a valorar quién eres, además de a descubrir que las autocríticas basadas en las comparaciones no son una buena forma de medir tu valía. También descubrirás nuevos capítulos sobre cultivar la comprensión, el perdón y el amor incondicional por ti y por otras personas e información innovadora sobre neuroplasticidad y que el sueño, el ejercicio y la nutrición influyen en cómo te sientes contigo mismo. AUTOR doctor en filosofía, ha trabajado en los centros de manejo del estrés del Pentágono, la Fundación Internacional para el Estrés por Acontecimientos Críticos y en la Universidad de Maryland, donde recibió el Galardón a la Enseñanza Destacada, además de otros premios por sus enseñanzas y sus servicios. Sus libros sobre temas relacionados con el estrés se han traducido a quince idiomas.

Este libro, es continuación del volumen de la serie de los talleres desde la TRCD en su energía kuantica, el ser humano necesita saltar el pensamiento creativo, avanzar empezando a pensar en un problema de manera nueva y distinta.

Desde el punto de vista biológico, no hay razón para que el cuerpo se degrade. Una vez borrado el desgaste de nuestra mente, tenemos la libertad de cambiar las situaciones.