Todos deseamos la serenidad, ese descanso de la mente y esa tranquilidad del alma imprescindibles para disfrutar de cada instante y vivir mejor. Este libro nos enseña a superar los miedos, a asumir lo inevitable, a controlar los deseos, a vivir con más intensidad y a buscar la paz en nuestro interior. A través de comentarios y de sencillas técnicas de relajación, podremos superar la ansiedad, principal dolencia de nuestro tiempo. Ramiro Calle nos enseñará que el amor está en cada uno de nosotros -sólo hay que potenciarlo y vivirlo intensamente-; que llegaremos a encontrar nuestra serenidad (según Buda: "No hay otra felicidad que la paz interior"); y nos enseñará a profundizar en nuestro ser interior para encontrar la armonía mental, la salud emocional y la paz interior".

Esta obra aborda y explica los chakras principales del cuerpo humano, mediante los cuales debe ascender la energía kundalini, una vez despertada a través de técnicas como el kundalini yoga, lo que llevará al ser humano a su realización y al contacto con lo divino. “En todo ser humano se manifiesta la energía superior, la energía cósmica, porque el hombre (microcosmos) es una representación del macrocosmos. Esta energía superior, que es llamada Shakti, aparece individuada en el hombre como Kundalini (enroscada o serpiente). 

El cuerpo físico se ve correspondido por el cuerpo sutil. Así como cuerpo físico goza de sus centros nerviosos y sus nervios, el cuerpo sutil también posee unos elementos (se entiende que conformados por energía sutil), que se denominan chakras (acumuladores de energía) y nadis (conductos por los que circula la energía). Chakra quiere decir rueda. Se les denomina así porque tienen forma de rueda o círculo y también se las denomina lotos. El Kundalini yoga es la modalidad yóguica que versa sobre esta energía, su naturaleza y los procedimientos existentes para despertarla y hacerla ascender a lo largo del sushumna. Cuando la energía kundalini asciende hasta el vertex de la cabeza, sobreviene la iluminación. Alcanzada su meta, se une e identifica con la energía divina y el ser humano obtiene su naturaleza original, aquella de la que fue divorciado por la intromisión de la sustancia material”.

Han pasado tres años desde que Augusto y Rubén regresaron de la India. Tras superar el duro aprendizaje en el Templo de Hielo, Rubén vive una gran paz interior y está entregado de lleno a su trabajo como psicoanalista. Augusto sigue siendo un rico anticuario, pero siente otra vez la llamada de Oriente y le propone a su amigo un nuevo viaje al país del Ganges, que incluiría también visitas a una escuela de sabiduría en el mar Muerto y a un eremitorio de Sri Lanka, donde cree que se conservan unas tablillas escritas por Maha Kashyapa, discípulo aventajado de Buda.

Rubén rechaza la sola idea de regresar a la India, donde creyó enloquecer, y además teme por la salud de Augusto, quien sufrió un infarto durante su estancia en Calcuta. Pero la insistencia de su amigo le obliga a rememorar su anterior viaje y los días que compartió con Elena, su amada, que sigue viviendo en la India. Además, Rubén se siente atraído por dos cartas que recibe procedentes de allí con una única frase: «La instrucción no ha terminado». Todo ello hará que al final acepte la propuesta de Augusto y ambos emprendan un viaje sin un regreso seguro.