Vida después de la muerte según el Vedanta
Durante los últimos años, la ciencia se ha acercado a la espiritualidad y son muchas las mentes científicas que buscan la verdad científica de la supervivencia del hombre después de la muerte.
Esta obra reúne una serie conferencias pronunciadas por Swami Abhedananda en Estados Unidos de América, sobre la vida después de la muerte y la reencarnación, desde el punto de vista de la filosofía Vedanta, que coincide con los modernos descubrimientos de la ciencia.
El Vedanta es una de las filosofías más antiguas del mundo y una de las más universales, que sostiene la unidad de la existencia, la divinidad del alma humana y la armonía de todas las religiones.
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Jesús a la luz del vedanta : la otra historia de Jesús
Jesús el Cristo, vivió la misma vida sencilla, siempre confiando en el Señor y sin pensar en el mañana, que vivieron Buda, Krishna y otros videntes vedantines y sabios de la antigüedad, y su maravillosa historia ha demostrado al mundo que poseía poderes divinos, manifestando esos poderes a través de sus actos.
Desde su infancia, vivió en la conciencia de Dios y se dio cuenta de la íntima relación que existe entre el alma individual y el Padre Celestial, viviendo una vida que se ha erigido como un ejemplo frente a todos los buscadores de la espiritualidad.
El amor desinteresado por la humanidad mostrado por Jesús el Cristo, fue único y siguiendo su ejemplo, debemos tratar de amar a todos los seres humanos; es más, amar a todos los seres vivos, como dijo Buda.
En nuestras vidas, tenemos que seguir el camino de Jesús, el Cristo, en el Amor Universal. Es por esta razón por lo que el Vedanta acepta el ideal de Cristo y lo presenta ante el mundo, eligiéndolo antes que a otros buscadores de la espiritualidad, pidiendo que se siga el camino de Jesús el Cristo, para ser como Cristo, para vivir la vida de Jesús el Cristo y obedecer sus enseñanzas, adorándolo como un Salvador de la humanidad y un Redentor del mundo.
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El desarrollo espiritual
Cada religión se puede dividir en dos partes, una de las cuales puede ser llamada la no-esencial y la otra esencial. Las doctrinas, dogmas, rituales, ceremonias y la mitología de todos los credos religiosos, están dentro de lo no esencial. Lo que no quiere decir esto que sean inútiles, por el contrario, el hecho mismo de su existencia demuestra que son útiles y necesarios en ciertas etapas de progreso.
Un hombre o una mujer pueden ser muy espirituales, sin necesidad de realizar cualquiera de los rituales y ceremonias de ordenación, indicados por cualquiera de las escrituras del mundo, o por cualquier jerarquía religiosa. Un hombre o una mujer pueden ser verdaderamente religiosos sin creer en ninguna religión, doctrina, dogma, o mitología.
Lo esencial de la religión son principalmente dos elementos: El auto-conocimiento y el auto-control. El auto-conocimiento, es el conocimiento más avanzado del Yo superior, de la naturaleza divina del hombre, y el auto-control es la restricción del yo inferior o de la naturaleza egoísta.
En los tiempos antiguos, los filósofos griegos entendían a estos dos como los elementos esenciales de la religión, por lo tanto a la entrada del templo de Delfos, se leía visiblemente grabada la frase: "Conócete a ti mismo". Heráclito, el antiguo filósofo griego, ha interpretado este lema, diciendo: "Es el deber de todos los hombres el conocerse a sí mismos y hacer ejercicios de auto-control".
En la India, los antiguos videntes de la Verdad, consideraron a la parte esencial de la religión de una forma tan elevada, que se esforzaron mucho en mantenerla separada de la parte no esencial de la religión, la parte popular perteneciente a las masas. El resultado de estos esfuerzos fue el descubrimiento del sistema del "yoga". El sistema del Yoga trata enteramente con lo esencial de la religión, y no enseña ningún dogma, credo, ritual, ceremonia o mitología. Su objetivo principal es enseñar a la humanidad los diferentes métodos para alcanzar el conocimiento del verdadero Yo, y la práctica del auto-control.
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Atma Jnana . El conocimiento de si mismo.
En estos tiempos de escepticismo y materialismo, pocas personas se preocupan por conocer su verdadero Yo divino e inmortal.
Pero el conocimiento del verdadero Yo, ha sido siempre el tema central de la filosofía del Vedanta.
En sus más antiguos escritos, los Upanishads, que forman parte de las Escrituras Védicas, encontramos anhelado y ensalzado ardientemente el conocimiento del Yo, o Atma Jnana. Los grandes inspirados mencionados en los Upanishads, descubrieron y enseñaron que el conocimiento del Yo constituye la raíz de todo conocimiento científico, filosófico o religioso.
Por lo tanto, todo sincero investigador del conocimiento, del desarrollo intelectual, moral o espiritual, debe, ante todo, aprender a discernir entre espíritu y materia, alma y cuerpo, y alcanzar el omnisciente Yo divino, que es la eterna base del conocimiento.
Swami Abhedananda
SWAMI ABHEDANANDA estudió durante su niñez, sánscrito y filosofía y antes de su mayoría de edad, sintió una gran inspiración interior por aprender yoga, la cual le llevó al centro Sri Ramakrishna Paramahamsadev en Dakshineswar. Allí, Sri Ramakrishna reconoció que fuera un gran yogui en su vida anterior y dijo que éste sería su último nacimiento, accedió a enseñarle yoga y le inició con un mantram. Este toque místico del Gurú de inmediato lo llevó a un profundo Samadhi.
Después de la muerte de su Maestro, se convirtió en un monje renunciante y tomó el nombre de “Abhedananda”. Viajó descalzo durante diez años desde el Himalaya hasta Rameswaram, dependiendo totalmente de las limosnas y de los alimentos que le ofrecían, sin tocar el dinero. Llevaba como ropa sólo un taparrabos en su cintura y siempre dependía por completo de los demás, caminando de 20 a 25 millas cada día.
En 1896 recibió la llamada de Swami Vivekananda para que le ayudase en su tarea de dar a conocer el Vedanta en Inglaterra y se embarcó hacia Londres en agosto de 1896. En Inglaterra, conoció a los profesores Max Müller y Paul Deussen, y también a los filósofos de renombre de la época. A petición de Swami Vivekananda, Swami Abhedananda viajó a EE.UU., a la edad de 31 años, para hacerse cargo de la Sociedad Vedanta de la ciudad de Nueva York, donde dio noventa conferencias públicas en seis meses y donde conoció al famoso filósofo norteamericano William James.
Durante sus 25 años de ministerio espiritual en Occidente cruzó el Pacífico diecisiete veces, hasta que finalmente volvió a la India en noviembre de 1921. Visitó Honolulu, Japón, Shangai, Hong Kong, Cantón, Manila, Singapur, Kuala Lumpur y Malasia.
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