40 Hábitos para peques altamente sensibles
Cómo identificar a un NAS y poner en marcha una crianza consciente
40 Hábitos para peques altamente sensibles
Cómo identificar a un NAS y poner en marcha una crianza consciente
- EAN: 9788418956263
- ISBN: 9788418956263
- Editorial: Editorial Ob Stare, S. L.
- Año de la edición: 2024
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 155 X 235 mm.
- Páginas: 277
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Descripción
Puede que hayas notado que tu peque se satura con facilidad, siente intensamente y es muy empático. La alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad que aporta un importante número de características positivas, como una mayor creatividad, disfrute o cercanía a otras personas, pero que tiene también una segunda cara de la moneda, como la sobresaturación o la dificultad de controlar las emociones intensas. Evidentemente, éstas son características que afectan al desarrollo infantil y que es posible que se hayan convertido en retos particulares en tu día a día. Por ello es tan importante tenerlas en cuenta al educar a un peque altamente sensible.
El libro que tienes en las manos ofrece las herramientas e información necesarias para determinar si tu peque es altamente sensible y entender los aspectos que le diferencian de otros niños. Pero más aún, en él, las autoras te ofrecen una serie de actividades guiadas para adquirir los hábitos que le llevarán al éxito en su desarrollo integral. Se trata de un libro muy práctico en el que se proponen valiosos pasos a seguir en tu crianza consciente para optimizar el cuidado personal de tu peque en las áreas física, cognitiva, social y emocional.
Débora y Rosario son profesionales del desarrollo infantil y la alta sensibilidad, pero además son también mamás de peques altamente sensibles que han experimentado lo que significa educar a un hijo con estas características
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Hacer Buda
Cuando era niño y llegaba a casa después del colegio, tenía que afrontar, como todos los niños, mis obligaciones: los deberes, estudiar… Al finalizar estas tareas, empezaba con otras: desconectaba del mundo que me rodeaba viendo mis series de televisión preferidas o imaginando nuevas aventuras con mis juegos. Y lo lograba, pero no conseguía aclarar muchas de mis dudas ni acabar con esos miedos que tenía, ni llegaba a aplacar mi enfado cuando me peleaba o me castigaban y me enfurecía. Todo eso, por mucho que disfrutase jugando y mirando la televisión, seguía dentro de mí, y crecía.
La constante actividad a la que, como niño, me enfrentaba día a día me provocaba estar nervioso; tenía pesadillas, malestar y me sentía inseguro de mí mismo. Hasta que comencé con mi padre a practicar la meditación e inicié un camino que hoy sigo recorriendo. Con la meditación aprendí a combatir y calmar dentro de mí toda esa energía negativa y a transformarla en energía sana, positiva, y más poderosa; conseguí entender mis errores, ser parte de la solución y no del problema, enfrentarme a mis temores y controlar la ira y la rabia; logré tener seguridad en mí mismo y absoluta confianza en todas mis acciones. Con una mente sana, el cuerpo es más sano y fuerte, y afronta mucho mejor los estudios y toda nuestra actividad física y mental. Con la meditación he conseguido encarar esos obstáculos que, más tarde o más temprano, todos debemos afrontar y que, conforme vamos creciendo, se multiplican y son más difíciles, aunque no imposibles, de superar.
A mí me ha ayudado mucho haber empezado a meditar siendo todavía un niño, cuando llegaba del colegio, hacía mis deberes y le decía a mi padre: "Papa, ¿hacemos Buda?”
dto.
El don de la sensibilidad en la infancia
Es posible que tu hijo pertenezca al 15-20 por 100 de los niños que nacen con una alta sensibilidad, es decir, que llegarán a ser personas muy reflexivas, que se mostrarán sensibles ante cualquier sutileza y que se abrumarán con facilidad. Estas cualidades pueden hacer que el niño sea muy inteligente, meticuloso y creativo, pero que en ocasiones también parezca tímido y retraído, inadaptado, quisquilloso, o incluso que tenga una mala conducta. La psicoterapeuta Elaine N. Aron demuestra en este sorprendente libro que si tu hijo actúa de una manera excesivamente inhibida o exigente, o da muestras de que puede padecer alteraciones como el TDC (trastorno de déficit de atención) o el síndrome de Asperger, cabe la posibilidad de que sea tan sólo una persona altamente sensible. Educados con la comprensión, los cuidados y las atenciones adecuadas, estos niños pueden convertirse en unos adultos sanos, felices y equilibrados. AUTORA persona altamente sensible, se formó en el Instituto Jung de San Francisco y dispone de una abundante experiencia en psicoterapia. Tiene un máster en psicología clínica por la Universidad de York (Toronto) y un doctorado del Pacifica Graduate Institute. Cuenta con numerosas investigaciones psicológicas publicadas en el campo de las relaciones familiares en distintos medios y divide su tiempo entre San Francisco y Nueva York.
dto.
La vida después de la muerte contada a los niños
Un libro esencial para desarraigar los falsos conceptos que sobre la muerte se suele dar a los niños. Lectura recomendada a partir de 5 años
La muerte es solo un cambio de vida, una transformación del ser inmortal que habita nuestro cuerpo. Esto, que ya sabe el niño de forma innata, es lo que debemos enseñarle para afirmarle en su sabiduría y no crearle una idea falsa, haciéndole un daño irreparable. No podemos creer en la vida después de la muerte y enseñar al niño que todo se acaba cuando el cuerpo físico deja de existir. El niño pide respuestas y hemos de saber darle las adecuadas, no desde el sectarismo ni desde los miedos a un Dios castigador, sino desde el Amor y la responsabilidad que nuestra creencia en la vida eterna y nuestra mayoría de edad nos proporciona.
NOTA PARA LOS PADRES
«Otro punto importante es que enseñéis a vuestros hijos a mirar la muerte bajo su verdadero aspecto, porque muy a menudo, niñeras y cuidadoras imprudentes amedrentan a los niños con cuentos terroríficos o augurios supersticiosos, de modo que más tarde es imposible desarraigar los falsos conceptos tan desconsideradamente imbuidos. Pero si a los niños se les enseñara que la muerte no es tal como se la figuran las gentes; si comprendieran que su amigo, su compañero de clase no ha muerto, sino tan solo cambiado de vida y que, en circunstancias favorables, puede mostrarse de nuevo en este mundo físico a los dotados de la receptividad necesaria y en contingencia de prestarles auxilio, no solo se librarían de muchos temores vanos y conceptos falsos, sino que estarían dispuestos a portarse juiciosamente con los espectros, en el feliz caso de hallarse frente a frente de ellos».Leadbeater:El otro lado de la muerte,
dto.