-No sabes quedarte quieto, siempre tienes algo que hacer. -Te gustaría tener más tiempo para ti. -A la mínima contrariedad, tiendes a somatizar. -A menudo te sientes desbordado por tus emociones. -Ves más bien el vaso medio vacío. -Tu umbral de resistencia al estrés está próximo a cero. -Te cuesta distanciarte respecto a los acontecimientos. -últimamente, tienes fallos de memoria o dificultades para concentrarte. -Cuando no haces nada, te culpabilizas. -Tienes dolores de espalda o migraña.

En la meditación el conflicto surge cuando uno empieza a pensar: "¡Ajá!, por fin lo he logrado. A fin de cuentas se trataba de esto". En ese momento es posible desviarse del camino.

Es muy fácil, para un occidental que nunca ha practicado antes, verse abrumado al experimentar uno o más de estos ñams (experiencias durante la meditación), y pensar: "¡Caramba! De esto debe de ir la cosa".

Si uno acudiera a un maestro de meditación, éste seguramente se encogería de hombros y diría: "Sí, esas cosas pasan cuando la gente se sienta a meditar. No te preocupes. La meditación no va de eso".
La razón por la que el maestro diría algo así es porque existe la posibilidad de que uno empiece a pensar que lo importante es tener esas experiencias y les dé demasiada importancia. Uno puede empezar a crear un mundo fantástico a partir de estas sensaciones. Puede que este sea un mundo muy placentero, pero el budism no consiste en eso. El budismo trata de apreciar por igula todo lo que se experimenta.

La pobreza en un mundo de desigualdades extremas es el tema de arranque de este texto de humanismo sanador.

A continuación, el amor -como fuente de problemas en las relaciones interpersonales, pero también como fuerza sanadora- da paso a otros temas como la comunicación -donde el emisor y el receptor no siempre vibran en la misma sintonía- o la competencia, tan generadora de violencia, que es capaz de desplegar, dentro de la ley de oferta y demanda, una voraz propaganda. La incorporación de estas palabras a un abordaje terapéutico y a un lenguaje corporal de movimientos energéticos sigue de broche a una culminante acción de gracias.

Recoge en forma de relato la diferencia que hay entre los dos lados de cualquier mente: la mente moderna y la mente primitiva.
La mente moderna está desarrollada por los estudios y tiene al utilitarismo como principal característica. Está muy alerta, ha sido altamente especializada, es inteligente y "progresista" (aquí representada por una ciudad moderna).
La mente primitiva, es la parte "privada" de esa misma mente, la parte que ha permanecido en su comportamiento instintivo, en sus emociones incontroladas. Ella es la que conduce a la tensión, al conflicto, al estancamiento y a la decadencia (representada por una ciudad pobre) y que en este relato conduce a los trastornos políticos de la ciudad y a las enfermedades metales de sus habitantes.
Los dos tipos de ciudades que aparecen en esta obra, son producto de la fantasía, pero también existen muchas semejanzas con las ciudades de la realidad, ya que este tipo de mentalidad que nuestras ciudades ilustran es desgraciadamente bien real y sólo a través del trabajo interior se podrá solucionar la diferencia entre ambas ciudades, siendo las soluciones externas, las soluciones políticas o administrativas, absolutamente inútiles.
"Una obra para ser leída y releída con suma atención" - Ramiro Calle