El zumo de la hierba del trigo se está convirtiendo en el alimento dietético de moda en EE.UU. Sin embargo, este zumo verde y dulce no es nuevo; la autora lo empezó a utilizar hace 30 años

La esclerosis múltiple es una enfermedad compleja en su sintoma­tología, pero sencilla en su causa: el deterioro de la vaina de mielina que ocasiona la pérdida de los datos transmitidos por el sistema nervioso. Resignados los enfermos a su lento deterioro, en ocasiones con síntomas apenas controlables, se agarran esperanzados a las pruebas diagnósticas que puedan aportar una luz que les conduzca a la solución de su enfermedad. La medicina tradicional dispone de remedios para controlar los síntomas más importantes, así como para disminuir la frecuencia o intensidad de los brotes o nuevas manifestaciones. Sin embargo, muchos de los remedios empleados tienen en sí mismos un peligro potencial, lo que obliga al médico a administrarlos con prudencia. La medicina natural supone una luz de esperanza para tratar esta enfermedad, especialmente en las fases incipientes, aunque también es válida para los casos más avanzados. Este libro aporta soluciones inocuas y remedios fáciles de obtener, pero también incide en que debe ser el enfermo quien luche activamente para el restablecimiento de su salud a través de la dieta, plantas medicinales, métodos cuánticos y la oportuna terapia física.

Este librito está destinado a convertirse en un libro de compañía. En él no sobra ni falta una sola palabra: es conciso, claro, concreto. No dice nada que no sirva, no se va por las ramas, llama las cosas por su nombre. Ofrece a todas las personas que, desde ayer o desde hace años, recorren las consultas de médicos y terapeutas en busca de un remedio para su enfermedad, ver la luz al final del túnel, un túnel que se puede recorrer muy deprisa.
En pocos días la persona empezará a estar mejor, y al cabo de tres semanas estará curada. Todos aquellos síntomas que nadie sabía interpretar, todo aquel malestar que nadie sabía quitarle, toda aquella desesperación que nadie comprendía, llegando incluso a tildar a la enferma o al enfermo de no estar bien de la cabeza, todo aquel dolor que nadie quería comprender, desaparecerán.
No será necesario que se arruine comprando remedios costosos por meses y meses sin fin, no será necesario que se castigue con dietas insensatas, no será necesario que le quieran enseñar a aprender de la enfermedad.
Las enfermedades crónicas son muy pocas, y ésta no es una de ellas. Se puede curar. Se cura.