Primitivas Enseñanzas de los Maestros
Primitivas Enseñanzas de los Maestros
- EAN: 9788486709563
- ISBN: 9788486709563
- Editorial: Editorial Teosófica, SCooC, Ltda.
- Año de la edición: 2010
- Encuadernación: Cartoné
- Medidas: 160 X 220 mm.
- Páginas: 271
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Descripción
En 1881 ingresaron en la Sociedad Teosófica dos ingleses muy inteligentes que a la sazón residían en la India. Eran Alfred Percy Sinnet, director de The PIoneer, y Allen Octavian Hume, que desempeñaba un cargo muy elevado en el servicio del Gobierno Británico. En su obra El Mundo oculto el señor Sinnet explica cómo contrajo amistad con la señora H.P. Blavatsky. Leyendo las cartas de “H.P.B.” y el dietario del coronel Olcott correspondientes a dicho período se tendrá una clara idea de las relaciones entre ella y esos dos investigadores teosóficos.
La instrucción dada por algunos Maestros de Sabiduría a A.P. Sinnet y A.O. Hume llegó en forma de respuestas a preguntas que éstos formularon. Los investigadores anotaban por escrito las preguntas y después las entregaban o las remitían a H.P.B. quien unas veces con ellos y otras ausente, residían según su conveniencia en Allahabad, Simla o Bombay.
En las cartas originales recibidas de los Maestros se basó el señor Sinnet para escribir El Buddhismo Esotérico.
Cuando los señores Sinnet y Hume recibían las cartas, se enviaba copia de ellas, por orden del Maestro K.H. a H.P.B. y a Damodar Mavalankar. A veces se mandaban extractos a C.C. Massey, de Londres, y a otros.
Los más antiguos y fieles teósofos de los que se reunían con el señor Sinnet, adquirieron copias de dichas cartas, unas íntegras y otras extractadas. Una copia cayó en poder de C.W. Leadbeater y yo recuerdo haberla visto de niño.
En 1922 estuve en Australia y adquirí una copia del manuscrito de este libro del Obispo Leadbeater.
Me lo llevé a Adyar y ya estaba compuesto en la imprenta, cuando acerté a preguntarle a la señorita Francisca Arundale si tenía alguna copia de estas enseñanzas primitivas. En respuesta me entregó tres manuscritos que, con viva alegría por mi parte, vi que eran mucho más nutridos que el del obispo Leadbeater.
He transcrito todo cuanto consta en unos y otros, ordenando lo mejor que pude y tan coherentemente como me fue posible estas primitivas enseñanzas.
Otros libros de Teosofía
El cuerpo causal y el ego
Esta obra, culmina la serie de cuatro libros realizados por Arthur Powell, que tratan sobre los distintos cuerpos del ser humano: el cuerpo físico, el doble etérico, el cuerpo astral, el cuerpo mental y el cuerpo causal y que, desde su aparición, es considerada como la serie más importante y completa sobre este tema.
En ella, se considera que la individualidad existe en un grado mínimo en el cuerpo causal y que el ser humano, se conecta con él, a través de dhyana (concentración y meditación) y samadhi (superconciencia o bienaventuranza) y que cuando el ser humano deja de identificarse con las necesidades y deseos del yo inferior, permite que el Yo superior y la verdad se manifiesten.
Todo ello explicado minuciosamente con más de 50 diagramas de imágenes, esquemas de ideas y resúmenes ilustrativos, que hacen de ésta obra la más explícita y bien explicada de todas las existentes sobre el tema.
dto.
Conferencias teológicas en América del Sur
«Don Mario Roso de Luna es un hombre vestido de azul, con una corbata nívea y en la solapa un botón radiado, de colores diversos. Roso de Luna tiene bigote negro, barba en punta y frente despejada.
La primera conferencia de este hombre, sobre esa cosa hermética y ardua que llama-mos teosofía, ha sido muy interesante. Habló Roso de Luna con acentos de convencido; pero no pretendió –por un solo instante– deslumbrar al auditorio conpárrafos de estruendo o con imágenes de gran vuelo lírico. Todo lo contrario. El afán mayor del conferenciante parecía el de acomodar sus ideas a la comprensibilidad de todo el auditorio. Y con sólo esto, yo estoy seguro de que los neó?tos salieron encan-tados de la conferencia, y los maestros, complacidos.
Desgraciadamente, es posible que Roso de Luna sea tan sólo lo que el vulgo llama, con cierta melancolía, un soñador.
Pero, sus palabras nos hicieron olvidar, por un instante, toda preocupación de momento, haciendo la vida, a la vez que dulce, grandiosamente heroica...
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dto.