Tenemos que borrar de nuestra mente el temor a la muerte porque es allí donde solo existe. La muerte no toca aquello que siempre vive: el espíritu, aunque esté “muerta” la casa donde siempre moró. La destrucción de la materia es el preludio para la construcción de otra acsa nueva.

¿Cómo superar el dolor ante la pérdida de un ser querido? La autora responde con un libro tan estremecedor como lleno de esperanza: la transcripción de sus conversaciones con Denise, una joven mujer ya fallecida con quien mantuvo diálogos mediante canalizaciones. Denise nos cuenta qué pasa después de la muerte, cuál es el camino que nos espera y qué debemos aprender. Un testimonio pleno de luz que derriba el temor a la muerte y nos enseña que la vida es apenas un paso en nuestra existencia.

Tus espíritus guías te acompañan, te inspiran para que disfrutes de una vida mejor y te preparan en tu viaje al otro lado.

El autor comparte su experiencia como médium y la de personas que, tras recibir mensajes de los suyos, transformaron y sanaron sus vidas. Guías que, por amor, siguen vinculados a nosotros energéticamente y que, a medida que ellos avanzan en consciencia en el mundo espiritual, nos influencian e inspiran.

Narra cómo fue la conexión con su guía Hamits siendo un niño y explica sus temores y contradicciones por el don recibido hasta llegar a la aceptación del mismo. En la actualidad es un puente entre ambos mundos, transmite mensajes de sanación, de vuelta a la consciencia, de plenitud, de amor, de perdón, de conexión con la vida. Da respuesta a algunas de las preguntas sobre el más allá y el mundo espiritual.

Te invita a aprender a partir para aprender a vivir.

No eres un ser dual ni estás separado de la conciencia divina, eres parte del tejido cósmico, debes aceptarlo y despertar.

Siempre he pensado que la vida es amor y dolor, pero que tenemos la opción de transformar ese dolor para evitar quedar anclados en el sufrimiento, que es inútil. …El autor de este libro, un héroe anónimo, nos demuestra que con una actitud positiva, sea cual sea el desenlace, y regalando sonrisas -aunque en el fondo no se tengan suficientes motivos para hacerlo-, se atraviesan los momentos más duros de la vida de una forma mucho más sana y llevadera. Y que tenemos altas capacidades para superar hasta lo más terrible que nos puede pasar, como es perder a un hijo pequeño. Esa tragedia tremendamente antinatural, el dolor más terrible que existe. …Tengo que confesar que no he podido contener las lágrimas en muchos momentos de este viaje de Iván