Sriniketan
Sriniketan
- EAN: 848791500
- ISBN: 848791500
- Editorial: Etnos
- Encuadernación:
- Medidas: 0 X 0 mm.
- Páginas: 0
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Kriya Yoga: Inspiraciones en el sendero
Mi mujer, Jan "'Durga" Ahlund, y yo "hemos reconocido durante muchos años la necesidad de un libro que pudiera explicar tanto a aquellos que están interesados en aprender Kriya Yoga como a aquellos que ya están embarcados en este camino, por qué deberían practicarlo, cuáles son las dificultades y cómo vencerlas. Creemos que este libro les ayudará a prepararse para los desafíos y las oportunidades que ofrece el Kriya Yoga. Cada uno de nosotros afronta las resistencias de nuestra naturaleza humana, la ignorancia de nuestra verdadera identidad y el karma, las consecuencias de años de condicionamiento de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Al cultivar aspiración por la Divinidad, rechazar el egoísmo y sus manifestaciones y entregarnos a nuestro Ser superior, la pura consciencia del testigo, podemos vencer esta resistencia, nuestro karma, y a los numerosos obstáculos del camino. Pero, para hacerlo, necesitamos mucho apoyo e inspiración en el sendero.
Marshall Govindan, del prefacio.
dto.
Ensayos sobre la gita . Libro segundo
Sri Aurobindo despliega, punto por punto, el contenido integral del mensaje ofrecido en la Gita que es una primera síntesis y unificación de los Yogas principales: el Karmayoga, el Gnanayoga y el Bhaktiyoga. La acción en el mundo es el punto de partida para adquirir el conocimiento de uno mismo, del Ser esencial profundo. Más allá de esta realización sólo quedará ascender a nuestra naturaleza superior unida al Divino en un éxtasis de amor permanente.
El mundo es rico en escrituras, sagradas y profanas, en revelaciones y semi-revelaciones, en religiones y filosofías, en sectas, escuelas, sistemas, a los que se apegan con intolerancia y pasión los numerosos espíritus cuyo conocimiento es incompleto o nulo. Éstos pretenden que tal o cual libro es el único Verbo eterno de Dios, que todos los demás no son más que imposturas o, todo lo más, inspirados deficientemente; desean que tal o cual filosofía sea la última palabra de la intelecto razonante, que todos las demás sistemas sean erróneos, o solamente válidos en ciertas verdades parciales que incorporan el único culto filosófico verdadero. Igualmente, los descubrimientos de las ciencias físicas han sido erigidos en artículos de fe y, en nombre de estas ciencias, la religión y la espiritualidad han quedado desterradas, como obras de la ignorancia y de la superstición, y la filosofía, como antigualla e ilusión. A estas exclusiones sectarias y a estas vanas querellas, los sabios mismos se han prestado con frecuencia, confundidos, como fueron, por un espíritu oscurantista que, mezclándose con su luz, lo ha ocultado con alguna nube de egoísmo intelectual o de orgullo espiritual. Sin embargo, parece que la humanidad esté dispuesta ahora a crecer en modestia y sabiduría un poco más. Nosotros no nos ponemos ya a matar a nuestros semejantes en nombre de la verdad revelada, o porque su espíritu está educado de otro modo o constituido de otra manera que el nuestro; estamos poco dispuestos a maldecir o injuriar a nuestro vecino porque sea lo bastante perverso o insolente como para abrigar opiniones distintas a las nuestras; incluso estamos dispuestos a admitir que la Verdad está en todas partes y que no puede ser monopolio exclusivamente nuestro; comenzamos a considerar en otras religiones y otras filosofías la verdad y la ayuda que contienen, y no ya meramente para condenarlas como falsas o para criticar lo que nosotros pensamos que son sus errores. Pero siempre estamos listos para proclamar que nuestra verdad nos da el conocimiento supremo que otras religiones o filosofías no han sabido captar o no lo han comprendido más que imperfectamente, de tal manera que sólo tratan de aspectos subsidiarios e inferiores de la verdad de las cosas, o que simplemente pueden, todo lo más, preparar a las mentes menos desarrolladas, considerando las alturas a las que nosotros hemos llegado. E incluso estamos dispuestos a aceptar, tanto sobre los demás como sobre nosotros mismos, todo el contenido sagrado del libro o del evangelio que admiramos, insistiendo para que todo sea aceptado como verdad eternamente válida, y para que en cada jota, en cada tilde, en cada diéresis, sea reconocida su parte de inspiración plena.
dto.