Tratado de la sal de los filosofos
Tratado de la sal de los filosofos
- EAN: 9788489768444
- ISBN: 9788489768444
- Editorial: Ediciones Indigo
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 150 X 220 mm.
- Páginas: 80
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Otros libros de Alquímia
Nicolas Flamel
Si bien los historiadores no se ponen de acuerdo ni sobre el lugar ni la fecha del nacimiento de Nicolas Flamel, esta última, según Louis Figuier, «no debe alejarse mucho del año 1330», en Pontoise (Francia). Gracias a una documentación relativamente abundante, podemos saber que Flamel ocupó un lugar relevante en la sociedad parisina de su época y que gozó de una discreta fortuna que le permitió hacer numerosas obras de caridad, construir varias casas y realizar sustanciosas donaciones. Su hermano Jean fue el secretario personal del duque de Berry. Flamel ha pasado a la historia como el prototipo del alquimista y su obra El libro de las figuras jeroglíficas es uno de los tratados de alquimia más conocidos en el mundo. Mencionado en clásicos como Nuestra Señora de París (Victor Hugo), El péndulo de Foucault (Umberto Eco) o El Secreto egipcio de Napoleón (Javier Sierra), el interés por este personaje ha revivido al aparecer en el primer libro de la serie de Harry Potter, Harry Potter y la piedra filosofal.
dto.
Nueva luz química: los doce tratados o El Cosmopolita con el diálogo del mercurio y del alquimista
Los doce tratados o el Cosmopolita, con el diálogo del Mercurio y del Alquimista influyó sobre alquimistas, de entre ellos Ireneo Filaleteo. Recomendada a los estudiosos de la Alquimia la lectura y meditación de esta obra de uno de los autores más importantes de la Alquimia medieval europea.
dto.
La Gran Obra
«Muchos han oído hablar de la Gran Obra: algunos se proponen dedicarse a ella, pero muy pocos abordan la cuestión.» Para el autor de estas palabras «hay una alquimia trascendente, la alquimia de uno mismo, preludio necesario para perfeccionar la alquimia de los elementos». La Gran Obra nos habla desde el interior de esta alquimia personal y nos propone doce meditaciones para trabajar en el laboratorio del corazón.
Aclamado por Fulcanelli y por la mayoría de alquimistas del siglo XX, este pequeño libro es, sin duda, la obra de alquimia espiritual más conocida y difundida de Occidente.
dto.
El misterio de las catedrales
La presente traducción de este clásico de la alquimia respeta el significado alquímico del texto original. La versión anterior, realizada en la década de los sesenta, respetó la letra con un estilo equivalente al original pero mató el espíritu que la vivifica; y si el asunto que trata ya es de por sí complicado, obviando las sutilezas alquímicas todo se vuelve oscuro, cuando realmente se trata de iluminar al lector. En esta traducción el mensaje alquímico está indemne, su estilo respetado, la puntuación mejorada para una más fácil lectura, hemos tratado de dar coherencia a las mayúsculas/minúsculas antedichas y las láminas están bien numeradas.
Durante su preparación, dudamos si debiéramos comentar el texto siguiendo el estilo de la excelente edición en italiano, pero a la postre decidimos no hacerlo. El libro exige sucesivas lecturas para su comprensión, que a veces tuviera uno la impresión de ser insondable; una clarificación excesiva de su contenido pervertiría el Camino que el lector haya de trazarse. El frondoso bosque debe desbrozarse poco a poco y las notas explicativas pueden llegar a desorientar y hacer farragosa la lectura. Las claves para su comprensión están dadas en este prólogo; reléalo pausadamente. Le gustará saber que la simbología alquímica esta explicada con generosidad en los libros de C.G. Jung, Fred Gettings y Raimon Arola, autores que recomendamos vivamente.
El respeto por este libro nos ha llevado a limitarnos a señalar algunas palabras o frases en cuya traducción se perdía insoslayablemente algún mensaje. Los nombres de los autores no los hemos españolizado: nos pareció inapropiado hablar de Basilio Valentín, Filaleteo o el Cosmopolita, siendo autores cuyas obras, a día de hoy, no están traducidas a nuestra lengua como es debido. La labor ha sido más dura de lo estimado inicialmente, y nuestra única motivación ha sido el facilitar la comprensión a quienes lleguen a este libro -los derechos están cedidos plenamente al Editor, cuyas motivaciones sabemos que son las mismas que las nuestras y su entusiasmo vivificante-, el número de los cuales esperamos aumente poco a poco, pues sería una buena señal de la evolución espiritual de nuestro mundo, que a veces diera la impresión de que sufre una involución. Si bien, el esfuerzo lo habríamos hecho igualmente por tan solo un buscador honesto que lo aprecie, que quizás sea Vd.
dto.
